Necesitamos desesperadamente sabiduría
Mercedes López-Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
En vez de simplemente hacer resoluciones al comienzo del año, debemos hacer una resolución para buscar la sabiduría de Dios, que nos permitirá tomar decisiones sabias y enfrentar situaciones difíciles con éxito. La sabiduría es más que conocimiento y sentido común, es mirar la vida a través de la perspectiva de Cristo y discernir entre lo bueno y lo malo. Dios es el origen de la sabiduría y podemos ver su sabiduría en la creación y en la providencia divina. Debemos renovar nuestra sabiduría a diario y usarla para expandir el Reino de Dios.
La sabiduría de Dios se manifiesta en la naturaleza, la providencia y el plan de salvación. Debemos confiar en Él y buscar su sabiduría. La sabiduría del mundo está en conflicto con la sabiduría de Dios y debemos discernir entre ellas. La sabiduría terrenal es caracterizada por celos, contención y mentira, mientras que la sabiduría de lo alto es pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos. Cada creyente tiene una lucha interna por seguir la sabiduría de lo alto y protegerse de la sabiduría terrenal. Mientras más buscamos la sabiduría, más fácil se hace el camino.
Este sermón habla sobre la importancia de buscar la sabiduría divina en lugar de la sabiduría terrenal. La sabiduría terrenal se enfoca en el yo, mientras que la sabiduría divina tiene los ojos puestos en Dios. La sabiduría divina es pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos. Para obtener sabiduría divina, es importante cultivar la comunión con Dios, nutrirse de su palabra, tener un corazón enseñable y consultar a Dios en todo momento. La sabiduría divina trae orden y estabilidad a la vida, y permite estar en una actitud de vigilancia en tér
Ora por la sabiduría de cada uno de tus hermanos en Cristo, tanto para los que están en tiempo de paz como para los que están pasando por angustias. Pide que busquen la sabiduría de Dios y no la del mundo. Que todos busquen conectarse con Dios cada día.Muchos de nosotros tenemos la costumbre al principio del año de hacer resoluciones, lo que llamamos las resoluciones del comienzo del año. Y de hecho una vez un niño le preguntó a otro, había oído mucho hablar de la resolución, la resolución de parte de sus padres al principio de un año y le preguntó a su amiguito, “¿Qué es una resolución?” y el amiguito muy sabiamente le contestó, “Es algo que nuestros padres hablan mucho acerca de eso por las dos primeras semanas del año,” y después muchas veces pasa eso, hacemos una resolución pero muy prontamente la dejamos a un lado porque se hace difícil, porque estamos haciendo otras cosas y las abandonamos.
Muchas personas tienen resoluciones y las firmemente, tienen unos pasos a seguir y las logran. Otros de nosotros, simplemente como que tiramos deseos al aire, ah, me gustaría en este año aquello, me gustaría lo otro, pero en realidad no nos hacemos una estrategia de cómo lograr esas resoluciones. Lo decimos como de paso. Y otros ni siquiera se ocupamos, nos ocupamos de hacer resoluciones porque hemos tenido malas experiencias en el pasado. Nos propusimos una vez rebajar y en vez engordamos. Nos propusimos canalizar nuestro enojo apropiadamente y no lo hicimos. Nos propusimos usar mejor nuestro tiempo y en vez de ver una hora diaria de televisión terminamos viendo tres por día. O nos propusimos no voy a estar tanto en Facebook pero lo que hicimos fue avanzar en el uso del Facebook.