Nueva Biblia Latinoamericana
En pago de mi amor, obran como mis acusadores, Pero yo oro. (Salmos 109:4)
Así me han pagado mal por bien, Y odio por mi amor. (Salmos 109:5)
Pon a un impío sobre él, Y que un acusador esté a su diestra. (Salmos 109:6)
Cuando sea juzgado, salga culpable, Y su oración se convierta en pecado.
Sean pocos sus días, Y que otro tome su cargo. (Salmos 109:8)
Sean huérfanos sus hijos, Y viuda su mujer. (Salmos 109:9)
Vaguen errantes sus hijos, y mendiguen, Y busquen el sustento lejos de sus hogares en ruinas. (Salmos 109:10)

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Salmos 109:7 - Referencia Cruzada

Al que aparta su oído para no oír la ley, Su oración también es abominación. (Proverbios 28:9)
Porque todos los que son de las obras de la Ley están bajo maldición, pues escrito está: "MALDITO TODO EL QUE NO PERMANECE EN TODAS LAS COSAS ESCRITAS EN EL LIBRO DE LA LEY, PARA HACERLAS." (Gálatas 3:10)
Cuando extiendan sus manos, Esconderé Mis ojos de ustedes. Sí, aunque multipliquen las oraciones, No escucharé. Sus manos están llenas de sangre. (Isaías 1:15)
Pero, ¡ay de ustedes, escribas y Fariseos, hipócritas que cierran el reino de los cielos delante de los hombres! Porque ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que están entrando. (Mateo 23:13)
Después de cuatro años, Absalón dijo al rey: "Le ruego me deje ir a Hebrón a pagar mi voto que he hecho al SEÑOR. (2 Samuel 15:7)
El sacrificio de los impíos es abominación al SEÑOR, Pero la oración de los rectos es Su deleite. (Proverbios 15:8)
El sacrificio de los impíos es abominación, Cuánto más trayéndolo con mala intención. (Proverbios 21:27)
Ahora bien, sabemos que cuanto dice la Ley, lo dice a los que están bajo la Ley, para que toda boca se calle y todo el mundo sea hecho responsable ante Dios. (Romanos 3:19)
El que mata un buey es como el que mata a un hombre, El que sacrifica un cordero como el que desnuca un perro, El que presenta ofrenda de cereal como el que ofrece sangre de cerdo, El que quema incienso como el que bendice a un ídolo. Como ellos han escogido sus propios caminos, Y su alma se deleita en sus abominaciones, (Isaías 66:3)