Nueva Biblia Latinoamericana
Pero yo, a Ti pido auxilio, SEÑOR, Y mi oración llega ante Ti por la mañana. (Salmos 88:13)
¿Por qué, SEÑOR, rechazas mi alma? ¿Por qué escondes de mí Tu rostro? (Salmos 88:14)
He estado afligido y a punto de morir desde mi juventud; Sufro Tus terrores, estoy abatido. (Salmos 88:15)
Sobre mí ha pasado Tu ardiente ira; Tus terrores me han destruido.
Me han rodeado como aguas todo el día; A una me han cercado. (Salmos 88:17)
Has alejado de mí al compañero y al amigo; Mis conocidos están en tinieblas. (Salmos 88:18)
Masquil de Etán el Ezraíta. Por siempre cantaré de las misericordias del SEÑOR; Con mi boca daré a conocer Tu fidelidad a todas las generaciones. (Salmos 89:1)

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Salmos 88:16 - Referencia Cruzada

Salmo de David. Para conmemorar. SEÑOR, no me reprendas en Tu enojo, Ni me castigues en Tu furor. (Salmos 38:1)
Porque ha llegado el gran día de la ira de ellos, ¿y quién podrá sostenerse (mantenerse en pie)?" (Apocalipsis 6:17)
Después de las sesenta y dos semanas el Mesías será muerto y no tendrá nada, y el pueblo del príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario. Su fin vendrá con inundación. Aun hasta el fin habrá guerra; las desolaciones están determinadas. (Daniel 9:26)
Porque hemos sido consumidos con Tu ira, Y por Tu furor hemos sido conturbados. (Salmos 90:7)
¿Hasta cuándo, SEÑOR? ¿Te esconderás para siempre? ¿Arderá como el fuego Tu furor? (Salmos 89:46)
Ciertamente El llevó nuestras enfermedades, Y cargó con nuestros dolores. Con todo, nosotros Lo tuvimos por azotado, Por herido de Dios y afligido. (Isaías 53:4)
¿Quién conoce el poder de Tu ira, Y Tu furor conforme al temor (a la reverencia) que se debe a Ti? (Salmos 90:11)
A causa de Tu indignación y de Tu enojo; Pues Tú me has levantado y me has rechazado. (Salmos 102:10)
Por opresión y juicio fue quitado; Y en cuanto a Su generación, ¿quién tuvo en cuenta Que El fuera cortado de la tierra de los vivientes Por la transgresión de mi pueblo, a quien correspondía la herida? (Isaías 53:8)
Cristo nos redimió de la maldición de la Ley, habiéndose hecho maldición por nosotros, porque escrito está: "MALDITO TODO EL QUE CUELGA DE UN MADERO," (Gálatas 3:13)
El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que Lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con El todas las cosas? (Romanos 8:32)