Nueva Biblia Latinoamericana
Por cuanto yo estoy afligido y necesitado, El Señor me tiene en cuenta. Tú eres mi ayuda y mi libertador; Dios mío, no Te tardes. (Salmos 40:17)
Para el director del coro. Salmo de David. Bienaventurado el que piensa en el pobre; En el día del mal el SEÑOR lo librará. (Salmos 41:1)
El SEÑOR lo protegerá y lo mantendrá con vida, Y será bienaventurado sobre la tierra. Tú no lo entregarás a la voluntad de sus enemigos. (Salmos 41:2)
El SEÑOR lo sostendrá en su lecho de enfermo; En su enfermedad, restaurarás su salud.
Yo dije: "Oh SEÑOR, ten piedad de mí; Sana mi alma, porque contra Ti he pecado." (Salmos 41:4)
Mis enemigos hablan mal contra mí, diciendo: "¿Cuándo morirá y perecerá su nombre?" (Salmos 41:5)
Y si alguien viene a verme, habla falsedades; Su corazón recoge iniquidad para sí; Cuando sale fuera, lo publica. (Salmos 41:6)

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Salmos 41:3 - Referencia Cruzada

Vuelve y dile a Ezequías, príncipe de Mi pueblo: 'Así dice el SEÑOR, Dios de tu padre David: "He escuchado tu oración y he visto tus lágrimas; entonces te sanaré. Al tercer día subirás a la casa del SEÑOR. (2 Reyes 20:5)
Mi carne y mi corazón pueden desfallecer, Pero Dios es la fortaleza de mi corazón y mi porción para siempre. (Salmos 73:26)
Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. (2 Corintios 4:16)
y le dijo: "Así dice el SEÑOR: 'Por cuanto has enviado mensajeros a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón (¿acaso no hay Dios en Israel para consultar Su palabra?), por tanto no bajarás del lecho al que has subido, sino que ciertamente morirás.'" (2 Reyes 1:16)
Porque él los extrañaba a todos, y estaba angustiado porque ustedes habían oído que se había enfermado. (Filipenses 2:26)
Ellos le respondieron: "Un hombre vino a nuestro encuentro y nos dijo: 'Vayan, vuelvan al rey que los envió, y díganle: "Así dice el SEÑOR: '¿Acaso no hay Dios en Israel para que envíes a consultar a Baal Zebub, dios de Ecrón? Por tanto, no te levantarás del lecho donde te has acostado, sino que ciertamente morirás.'"'" (2 Reyes 1:6)