Entonces el rey me dijo, estando la reina sentada junto a él: "¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?" Y le agradó al rey enviarme, y yo le di un plazo fijo.
(Nehemías 2:6)Y le dije al rey: "Si le agrada al rey, que se me den cartas para los gobernadores de las provincias más allá del Río (Eufrates), para que me dejen pasar hasta que llegue a Judá,
(Nehemías 2:7)y una carta para Asaf, guarda del bosque del rey, a fin de que me dé madera para hacer las vigas de las puertas de la fortaleza que está junto al templo, para la muralla de la ciudad y para la casa a la cual iré." Y el rey me lo concedió, porque la mano bondadosa de mi Dios estaba sobre mí.
(Nehemías 2:8)Fui entonces a los gobernadores de más allá del Río y les entregué las cartas del rey. El rey también había enviado conmigo oficiales del ejército y hombres de a caballo.
Cuando se enteraron Sanbalat el Horonita y Tobías el oficial Amonita, les disgustó mucho que alguien hubiera venido a procurar el bienestar de los Israelitas.
(Nehemías 2:10)Llegué a Jerusalén y después de estar allí tres días,
(Nehemías 2:11)me levanté de noche, yo y unos pocos hombres conmigo, pero no informé a nadie lo que mi Dios había puesto en mi corazón que hiciera por Jerusalén. No llevaba conmigo ningún animal excepto el animal sobre el cual yo iba montado.
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Nehemías 2:9 - Referencia Cruzada
Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropas y hombres de a caballo para protegernos del enemigo en el camino, pues habíamos dicho al rey: "La mano de nuestro Dios es propicia para con todos los que Lo buscan, pero Su poder y Su ira contra todos los que Lo abandonan."
(Esdras 8:22)