Entonces el rey me dijo: "¿Qué es lo que pides?" Así que oré al Dios del cielo,
(Nehemías 2:4)y respondí al rey: "Si le place al rey, y si su siervo ha hallado gracia delante de usted, envíeme a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, para que yo la reedifique."
(Nehemías 2:5)Entonces el rey me dijo, estando la reina sentada junto a él: "¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?" Y le agradó al rey enviarme, y yo le di un plazo fijo.
(Nehemías 2:6)Y le dije al rey: "Si le agrada al rey, que se me den cartas para los gobernadores de las provincias más allá del Río (Eufrates), para que me dejen pasar hasta que llegue a Judá,
y una carta para Asaf, guarda del bosque del rey, a fin de que me dé madera para hacer las vigas de las puertas de la fortaleza que está junto al templo, para la muralla de la ciudad y para la casa a la cual iré." Y el rey me lo concedió, porque la mano bondadosa de mi Dios estaba sobre mí.
(Nehemías 2:8)Fui entonces a los gobernadores de más allá del Río y les entregué las cartas del rey. El rey también había enviado conmigo oficiales del ejército y hombres de a caballo.
(Nehemías 2:9)Cuando se enteraron Sanbalat el Horonita y Tobías el oficial Amonita, les disgustó mucho que alguien hubiera venido a procurar el bienestar de los Israelitas.
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Nehemías 2:7 - Referencia Cruzada
Yo, el rey Artajerjes, proclamo un decreto a todos los tesoreros que están en las provincias más allá del Río (Eufrates), que todo lo que les pida el sacerdote Esdras, escriba de la ley del Dios del cielo, sea hecho puntualmente,
(Esdras 7:21)Ahora pues, Tatnai, gobernador de la provincia al otro lado del Río (Eufrates), Setar Boznai, y sus compañeros, los oficiales del otro lado del río, aléjense de allí.
(Esdras 6:6)Fui entonces a los gobernadores de más allá del Río y les entregué las cartas del rey. El rey también había enviado conmigo oficiales del ejército y hombres de a caballo.
(Nehemías 2:9)Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropas y hombres de a caballo para protegernos del enemigo en el camino, pues habíamos dicho al rey: "La mano de nuestro Dios es propicia para con todos los que Lo buscan, pero Su poder y Su ira contra todos los que Lo abandonan."
(Esdras 8:22)Entonces entregaron los edictos del rey a los sátrapas del rey, y a los gobernadores del otro lado del Río (Eufrates); y éstos apoyaron al pueblo y a la casa de Dios.
(Esdras 8:36)