Pero ellos continuamente se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban Sus palabras y se burlaban de Sus profetas, hasta que subió el furor del SEÑOR contra Su pueblo, y ya no hubo remedio. (2 Crónicas 36:16)

Entonces Dios hizo subir contra ellos al rey de los Caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, y no tuvo compasión del joven ni de la virgen, del viejo ni del débil; a todos ellos los entregó en su mano. (2 Crónicas 36:17)

Todos los objetos de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa del SEÑOR y los tesoros del rey y de sus oficiales, todo se lo llevó a Babilonia. (2 Crónicas 36:18)

A los que habían escapado de la espada los llevó a Babilonia; y fueron siervos de él y de sus hijos hasta el dominio del reino de Persia, (2 Crónicas 36:20)

para que se cumpliera la palabra del SEÑOR por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubiera gozado de sus días de reposo. Todos los días de su desolación la tierra reposó hasta que se cumplieron los setenta años. (2 Crónicas 36:21)

Y en el primer año de Ciro, rey de Persia, para que se cumpliera la palabra del SEÑOR por boca de Jeremías, el SEÑOR movió el espíritu de Ciro, rey de Persia, y éste envió a proclamar de palabra y también por escrito, por todo su reino: (2 Crónicas 36:22)