Amón tenía veintidós años cuando comenzó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén.
(2 Crónicas 33:21)Pero hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, como había hecho su padre Manasés. Amón ofreció sacrificios a todas las imágenes talladas que su padre Manasés había hecho, y las sirvió.
(2 Crónicas 33:22)Además, no se humilló delante del SEÑOR como su padre Manasés se había humillado, sino que Amón aumentó su culpa.
(2 Crónicas 33:23)Y conspiraron contra él sus siervos y le dieron muerte en su casa.
Pero el pueblo del país mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón; y en su lugar el pueblo del país hizo rey a su hijo Josías.
(2 Crónicas 33:25)Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y reinó treinta y un años en Jerusalén.
(2 Crónicas 34:1)El hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR y anduvo en los caminos de su padre David; no se apartó ni a la derecha ni a la izquierda.
(2 Crónicas 34:2)Otras publicaciones relacionadas con "2 Crónicas 33:24":
2 Crónicas 33:24 - Referencia Cruzada
Cuando los Arameos se alejaron de él (dejándolo muy herido), sus mismos siervos conspiraron contra él a causa de la sangre del hijo del sacerdote Joiada, y lo mataron en su cama. Joás murió, y lo sepultaron en la ciudad de David, pero no lo sepultaron en los sepulcros de los reyes.
(2 Crónicas 24:25)Y los hijos de Rimón el Beerotita, Recab y Baana, fueron y entraron en la casa de Isboset en el calor del día, mientras él dormía la siesta.
(2 Samuel 4:5)Desde el día en que Amasías se apartó de seguir al SEÑOR, conspiraron contra él en Jerusalén, y él huyó a Laquis; pero lo persiguieron hasta Laquis y allí lo mataron.
(2 Crónicas 25:27)Y conspiraron contra él los siervos de Amón y mataron al rey en su casa.
(2 Reyes 21:23)Pero Tú, oh Dios, harás caer a los malvados en el pozo de la destrucción; Los hombres sanguinarios y engañadores no vivirán la mitad de sus días; Pero yo en Ti confiaré.
(Salmos 55:23)Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios: severidad para con los que cayeron, pero para ti, bondad de Dios si permaneces en Su bondad. De lo contrario también tú serás cortado.
(Romanos 11:22)