Nueva Biblia Latinoamericana
Y por medio de sus siervos, Hiram le envió naves y marinos conocedores del mar; y éstos fueron con los siervos de Salomón a Ofir, y de allí tomaron 15.3 toneladas de oro, que llevaron al rey Salomón. (2 Crónicas 8:18)
Cuando la reina de Sabá oyó de la fama de Salomón, vino a Jerusalén a probar a Salomón con preguntas difíciles. Ella tenía un séquito muy grande, con camellos cargados de especias y gran cantidad de oro y piedras preciosas. Cuando vino a Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su corazón. (2 Crónicas 9:1)
Y Salomón contestó todas sus preguntas; no hubo nada tan difícil que Salomón no pudiera explicárselo. (2 Crónicas 9:2)
Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón, la casa que él había edificado,
los manjares de su mesa, las habitaciones de sus siervos, el porte de sus ministros y sus vestiduras, sus coperos y sus vestiduras, y la escalinata por la cual él subía a la casa del SEÑOR, se quedó asombrada. (2 Crónicas 9:4)
Entonces dijo al rey: "Era verdad lo que había oído en mi tierra acerca de sus palabras y de su sabiduría. (2 Crónicas 9:5)
Pero yo no creía lo que me decían, hasta que he venido y mis ojos lo han visto; no se me había contado ni la mitad de la grandeza de su sabiduría. Usted supera todo lo que había oído. (2 Crónicas 9:6)

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2 Crónicas 9:3 - Referencia Cruzada

Y Salomón contestó todas sus preguntas; no hubo nada tan difícil que el rey no pudiera explicárselo. (1 Reyes 10:3)
Y sucedió que en el año 480 después que los Israelitas salieron de la tierra de Egipto, en el cuarto año del reinado de Salomón sobre Israel, en el mes de Zif, que es el segundo mes, comenzó Salomón a edificar la casa (el templo) del SEÑOR. (1 Reyes 6:1)
Entonces Salomón comenzó a edificar la casa del SEÑOR en Jerusalén en el Monte Moriah, donde el SEÑOR se había aparecido a su padre David, en el lugar que David había preparado en la era de Ornán Jebuseo. (2 Crónicas 3:1)
el cual, cuando vino y vio la gracia de Dios, se regocijó y animaba a todos para que con corazón firme permanecieran fieles al Señor; (Hechos 11:23)