Su paz
Faustino de Jesús Zamora VargasMisericordia y paz, gracia y paz, amor y paz, justicia y paz. El fruto del Espíritu y la paz. No caben dudas que nuestro Dios es un Dios de paz
(Ro 15.33, Heb 13.20, 1 Ts 5.23). Para estos tiempos en que comienzan a escucharse las trompetas anunciando guerras, resulta difícil hablar de la paz de Dios. Me pregunto qué hace la iglesia del Dios viviente como institución divina ante esta situación. Unos dicen que no debemos hacer nada porque meterse en esos asuntos no le corresponde al cuerpo de Cristo. Otros argumentan que lo apropiado es orar para que Dios obre y se haga su voluntad. Los más parecen sumarse a la modorra y la insensibilidad de los que se escudan en razonamientos religiosos para agarrarse a la indiferencia. Pero hay un Dios en el cielo y un Príncipe de Paz a su diestra. A ninguno le placen las guerras con intereses disfrazados de aparente humanismo. No se trata de política, sino de teología. El apóstol Pablo nos dice que Cristo es nuestra paz (Ef 2.14).