En los tiempos de paz, tenemos que prepararnos para la guerra
Dr. Roberto MirandaEl tiempo de la paz es la ocasión idónea para prepararse para la guerra. No debemos esperar los momentos de crisis en nuestra vida para entonces tratar de fortalecer nuestros cimientos espirituales. El creyente se fortalece en el Señor todos los días, sobre todo en tiempos de quietud y normalidad. Cada día— por medio de la oración, la lectura de la Palabra, la comunión con otros creyentes— el cristiano se aprovisiona tanto para la normalidad como para la prueba. Adquiriendo sabiduría diariamente, reconociendo y entregando las áreas de nuestra personalidad que necesitan el trato del Señor, usando toda la armadura de Dios—fortalecemos los cimientos de nuestra vida y nos hacemos cada vez más impenetrables a los ataques del enemigo.
La orientación esencial del hijo o la hija de Dios es hacia la paz, la estabilidad y la prosperidad. Esa es su herencia y su expectativa. Ahora, mientras vive en paz y disfruta de los beneficios de ser un hijo de Dios, mantiene la mirada alerta contra las asechanzas del diablo, y se prepara para los posibles tiempos de guerra, que indudablemente vendrán (ver I Ped 5:8 y Efe 6:10-13). Esa vigilancia continua, sin embargo, nunca degenera en una preocupación enfermiza por las maquinaciones de las huestes demoníacas. Se mantiene siempre enfocada en el amor y la gracia de Dios, que están siempre posándose sobre su vida.