Sal del campamento y lleva el vituperio de Cristo
Dr. Roberto Miranda(Audio: Español)
RESUMEN:
El escritor de Hebreos está comparando el altar del tabernáculo con el altar de Cristo, donde los creyentes participan de su cuerpo y sangre en la santa cena. En el Antiguo Testamento, se sacrificaban animales cuya sangre era usada para pagar el pecado del pueblo de Israel, y sus cuerpos eran quemados fuera del campamento. Jesús también padeció fuera del campamento al ser crucificado fuera de la ciudad, como un exiliado, y su sacrificio santifica al pueblo mediante su propia sangre. Como consecuencia de esto, el escritor llama a los creyentes a salir fuera del campamento, llevando el vituperio de Cristo, es decir, a vivir una vida crucificada y sepultada, pero también experimentando la resurrección en Cristo. Para entender mejor esta conexión, es necesario mirar pasajes del Antiguo Testamento, como Levítico 16, donde se sacrifican animales para expiar los pecados del pueblo de Israel. En el Nuevo Testamento, Jesús es el sacrificio que provee la expiación para todos los pecados.
En este pasaje de Levítico se presenta la idea de los sacrificios de animales para expiar los pecados del pueblo de Israel. Esto era una preparación para lo que Jesucristo iba a hacer en su propia persona, siendo el sacrificio por excelencia para pagar por los pecados de toda la humanidad. En el Antiguo Testamento, el esfuerzo y el sacrificio eran necesarios para acercarse a Dios, pero en Cristo Jesús podemos encontrar descanso y gracia. La santidad no es para que Dios nos ame, sino porque ya nos ama y es un acto de agradecimiento por lo que hizo por nosotros. Cristo llevó sobre sí todos nuestros pecados y pagó el precio, ahora nos invita a entrar en su descanso y gracia.
El sacrificio de Cristo en la cruz es el cumplimiento de los sacrificios simbólicos del Antiguo Testamento. La sangre derramada de Cristo limpia nuestras conciencias de pecado y nos permite servir al Dios vivo. Debemos vivir fuera del campamento, en el mundo pero no del mundo, llevando el vituperio de Cristo en nuestras vidas y dando fruto de labios dignos de nuestro llamado. Debemos entregar todo lo que amamos y adoramos a los pies de Jesús y vivir con los ojos puestos en la ciudad eterna que nos espera.Vamos a Hebreos capítulo 13, versículo 10, hermanos. Déjenme decirles el origen de este texto y por qué lo he escogido en esta noche. Estaba preguntándole al Señor esta mañana, un texto que pudiera usar como base para la meditación de esta noche que evidentemente es el tiempo de Viernes Santo donde recordamos la crucifixión de Jesús y su sacrificio en la cruz, su padecimiento y las implicaciones que esto tiene para nuestras vidas, y de nuevo, como pasa a veces , yo no sé si le pasa a otra persona que predica o que enseñan pero me vino a la mente inmediatamente un texto y cuando me sucede eso generalmente le pongo mucha atención. Y aunque nunca he predicado sobre ese concepto, lo único que me vino, fue la palabra de padecer fuera del campamento. Y entonces me puse a buscar ese texto porque en realidad conozco de él, lo he oído antes pero nunca he predicado sobre él, nunca me he detenido tanto sobre ese texto y entonces busqué una concordancia y encontré donde está ese texto. Y sentí del Señor predicar sobre eso, no tenía una idea clara de en qué dirección ir, pero según fui meditando en este pasaje fueron surgiendo otras cosas, otras conexiones y de eso quiero hablar en esta noche.
Y una de las palabras que viene a mi mente es eso de salir, salir. Cristo salió fuera del campamento, padeció fuera del campamento. En un sentido la Biblia nos habla también a nosotros de salir del campamento y vamos a ver qué es el campamento. Pero más que eso también, yo creo que el Señor quiere que meditemos un poco acerca de la conexión que hay entre la muerte de Jesús, su sacrificio en la cruz y también el simbolismo que hay en el Antiguo Testamento con la pascua, con el cordero pascual, con el derramamiento de sangre, con los sacrificios de sangre que demandaba el Antiguo Testamento como anticipo de lo que Cristo había de consumar completamente cuando él fuera levantado en la cruz y derramara de su propia sangre.