Kezia Sousa(Audio: Español)
RESUMEN:
La oradora se siente contenta de estar en la iglesia y recuerda momentos difíciles en su vida cuando llegó sola a Estados Unidos con sus tres hijos. Agradece a la congregación por su apoyo y amor. Invita a los presentes a leer la historia de Ester en la Biblia y destaca la obediencia de la personaje principal. Habla sobre cómo Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros y cómo debemos confiar en Él, incluso en momentos de dolor y soledad. Finalmente, menciona cómo Ester se preparó para presentarse delante del rey y cómo eso es un ejemplo de cómo debemos hacer nuestra parte y confiar en Dios.
En este sermón, la oradora habla sobre cómo Dios tiene promesas para nuestras vidas, pero también hay un tiempo de preparación antes de que se cumplan. Ella comparte su propio testimonio de enfrentar desafíos, incluyendo ser autista y no hablar hasta los 15 años, ser rechazada por su esposo y padre de sus hijos, y luchar contra la soledad después de mudarse a un nuevo país. Sin embargo, ella enfatiza que Dios siempre cumple sus promesas y que debemos confiar en él incluso cuando enfrentamos circunstancias difíciles. También habla sobre la importancia del perdón y cómo la falta de perdón puede pesarnos.
La predicadora narra su experiencia personal de superar límites y luchar contra la falta de perdón y la enfermedad. Comparte cómo el Señor le habló en un retiro y le ayudó a perdonar a su padre y esposo. También habla de cómo el diablo pone límites en nuestras vidas, pero que podemos romperlos con fe, fuerza y determinación. La predicadora comparte su experiencia de tener cáncer y cómo creyó en los milagros y la sanación del Señor. Finalmente, destaca la importancia de tener una relación de padre e hija con el Señor y de conocer y reivindicar la palabra de Dios en nuestras vidas.
La oradora habla sobre su experiencia con cáncer y diabetes, y cómo a pesar de las pruebas en su vida, siempre ha confiado en Dios y lo ha alabado a través de ellas. También habla sobre la importancia de la sumisión y la posición de la mujer como columna espiritual en la familia y en la iglesia. Finalmente, comparte su alegría de ver a sus hijos sirviendo al Señor y cómo Dios la ha bendecido en su vida.Yo me siento muy contenta de estar aquí, de ver hermanas que yo amo, que yo aprendí a convivir, que estuvieron en mi vida es un momento muy, muy difícil, cuando llegué a este país hace casi 11 años atrás, llegué sola y después de un año el Señor me trajo a mis 3 hijos que en la época eran bien chiquitos pero ahora ya están bien grandes. Mi hijo más grande tiene 19 años, llegó aquí con 9 años, Hudson, está en el College en Nueva York, vive en New Jersey pero está estudiando en el College en Nueva York, y es un pegador de fútbol americano. Está bien grande, 6 pies y 4, un muchacho bien grande. Tengo mi hija que tiene 18 años que se va a casar ahora en agosto y mi hijo chiquito que tiene 16, Felipe. Y todos llegaron aquí bien chiquitos. Y tuvimos momentos muy, muy lindos en esta congregación. Yo siempre digo donde paso que esta sigue siendo mi iglesia. El Pastor Roberto y Meche siguen siendo mis pastores. Yo puedo estar en cualquier lugar del mundo, yo nunca voy a olvidar a los hermanos de esta iglesia, los hermanos que cuando yo estaba recordando esos días hablando con una amiga, una hermana que también congregaba aquí y estaba recordando que cuando las hermanas de esta iglesia, Marta y Janet, todas, todas, todas, Mayra, todas, Diana, Ana, todas, todas, Marlene, y estábamos aquí vendiendo pastelitos para traer a mis hijos. Es verdad. Eso fue la mayor, más grande demostración de amor que yo pude tener en esta congregación amén del apoyo que el pastor Roberto y Meche me daban por un momento tan difícil que yo estaba pasando, de apoyarme y ayudarme en todo, espiritualmente, financieramente, en todo, yo debo mucho, mucho a esta congregación y para mí hoy estar aquí delante de ustedes es un privilegio muy grande.
Primero porque cuando Meche me llamó y me invitó para estar aquí, le dije, Meche, estás segura que tu quieres que yo hable? Pero ella dice, sí, sí, estoy segura, tu eres una mujer de fe, eres corajosa porque Dios mío, (…..) todavía no está tan bueno. Pero ahora yo tengo un gran desafío, más un gran desafío, aprender bien español porque la iglesia de mi futuro esposo son todos hermanos hispanos, no hay ningún brasileño. Entonces yo tengo que aprender a hablar bien español. Estoy muy feliz, muy contenta por estar aquí. Y quería invitarlos a abrir vuestras Biblias en el Libro de Ester, libro de una mujer que tiene una historia bien bonita y yo estoy segura que esa historia de Ester se asemeja mucho a tal vez, a historias de nosotras. Yo pienso que cada uno de nosotras que no llegamos tal vez a formalmente ser una reina pero tenemos una historia bien parecida, bien semejante a lo que esta mujer pasó, una historia de desafíos, una historia de tantas conquistas, una historia de coraje, una historia de mucha determinación, una historia de ser escogida por Dios para hacer algo muy grande. Yo no sé si vamos a seguir hablando con eso aquí porque yo me muevo, yo no consigo estar parada. Pero es una historia seguramente habla mucho en nuestros corazones.