Los becerros de oro y el Cordero de Dios
Faustino de Jesús Zamora VargasDios nos invita constantemente a evaluar la dirección que estamos tomando en la vida y con ello, y la oración necesaria, (como para recordar nuestra identidad) a redireccionar los pasos para no alejarnos de Él. Somos propicios a fundir becerros de oro y atribuirles poderes que sólo Dios posee. El Dios amante y misericordioso anhela una devoción total.
En este sentido Dios es totalitario para nuestro bien, omnipotente, no tiene rival. Él nos dio libertad con Cristo y en ocasiones parecemos esclavos, como si aún no hubiéramos sido liberados del Egipto espiritual. Faraón nos persigue y Dios continúa abriendo las aguas; cruzamos en seco el mar de las pruebas (de Dios) y tentaciones y atribuimos el milagro a las habilidades de nuestros pies al correr para salvarnos de la destrucción. O tal vez al becerro de oro.