La multitud y los discipulos
Claudina Brinn(Audio: Español)
RESUMEN:
En este mensaje, la oradora habla sobre la importancia de ser discípulos de Jesús y no simplemente seguirlo como parte de la multitud. Ella comparte su propia experiencia de tomar decisiones por Cristo y ser transformada por su poder sobrenatural. También habla de la necesidad de dedicar tiempo de calidad a Dios y buscar su presencia, en lugar de estar constantemente ocupados y distraídos. La oradora citó Juan 6:1 al 14, donde se relata cómo Jesús alimenta a una multitud de 5000 personas con solo cinco panes y dos peces.
La multitud es indecisa, inconstante, disfruta de los milagros pero no cambia, busca saciar sus necesidades, sigue las señales y huye ante el compromiso. El discípulo sirve, se mantiene fiel, recoge los pedazos y conoce al maestro. El discípulo tiene una intimidad con el espíritu santo y sabe lo que agrada y desagrada al maestro.
El ser un discípulo implica conocer al Señor, ser formado por Él, dar cuentas y pagar el precio. Es necesario estar en su presencia, cargar con su presencia y esperar en Él. También implica ser pescadores de hombres y tomar decisiones difíciles a veces. A través de un pacto con Dios, podemos entregarle nuestras debilidades y áreas de cambio, confiando en que Él nos transformará y nos guiará como discípulos.
La oración es acerca de tomar la decisión de seguir a Dios y ser un discípulo comprometido con Él. Se renuncia al estilo de vida pasado y se acepta el llamado de Dios, haciendo un pacto con Él para vivir una vida santa y agradable a Él. Se pide la ayuda del Espíritu Santo para seguir adelante y se da gracias a Dios por su amor y guía.Esta mañana quiero compartir algo que un momento también -yo no hablo nunca algo que no ha sido ministrado en mi vida primero porque es necesario que Dios nos quebrante a los pasos para que la palabra tenga sentido, ¿verdad? y la palabra llegue al corazón.
Y a todos nos gusta cuando nos convertimos, cuando conocemos al Señor, llega a nuestras vidas como una estabilidad y esa estabilidad de saber que somos algo, que ya Dios nos rescató de ese infierno, ¿verdad? de esa profundidad donde vivíamos, de esa oscuridad de las tinieblas y Dios nos trae a su luz.