Vida plena - ¡Se aceptan pecadores!
Faustino de Jesús Zamora VargasDesde que recibí la invitación a compartir en aquel pueblito de mar lo que Cristo ha hecho en mi vida, intuí que algo bueno iba a aprender. La noticia de la visita de un grupo de cristianos a aquel pequeño pueblo movilizó a la iglesia local. Basta con la acción de unos pocos que se hayan comprometido verdaderamente por la causa de Cristo para que el Señor se deleite en obrar
en un lugar donde habitan unos cuantos miles de ateos e inconversos a los que Dios también ama. Una humilde iglesia nos esperaba con alegría y gozo. En la pequeña sala de reunión, una cruz indicaba la identidad de los fieles y debajo de ella, escrita cuidadosamente, una sentencia evangélica que estremeció mi corazón: ¡Se aceptan pecadores!