No hagas acepción de personas
Dr. Roberto Miranda(Audio: Spanish)
SUMMARY:
En este capítulo de la carta de Santiago, el autor habla sobre la importancia de no hacer acepción de personas en la iglesia. Esto significa que no debe haber discriminación por raza, economía, etnia, nacionalidad, entre otros. Todos somos creados a la imagen de Dios y debemos ser tratados de la misma manera en la iglesia. Santiago habla de cómo los ricos a menudo son los que discriminan a los pobres y cómo esto va en contra de la ley real, que dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El autor también hace un llamado a los pastores para que hablen con claridad y no tengan miedo de predicar la palabra de Dios, incluso si eso puede incomodar o confrontar a la congregación. La Iglesia debe acostumbrarse a recibir la palabra de Dios sin adulterar, pase lo que pase. En el tiempo del primer siglo, la Iglesia estaba compuesta mayormente de gente pobre y humilde, y Santiago habla desde su experiencia de ver a los ricos discriminando a los pobres en la iglesia.
En este sermón, el pastor habla sobre la importancia de no hacer acepción de personas en la Iglesia y de valorar la diversidad. Él explica que el diablo usa la importancia de las personas influyentes para seducir a la Iglesia y bajar su unción. El pastor insta a los líderes de la Iglesia a ser conscientes de sus propios sesgos y a comprometerse a no negociar la revelación de Dios para agradar a ciertos grupos de personas. Él enfatiza que la Iglesia debe ser un lugar de igualdad y amor por todas las culturas y razas. El pastor también anima a los miembros de la congregación a salir de su zona de confort y a buscar relaciones con personas de diferentes culturas y estratos socioeconómicos.
El mensaje de la noche es que debemos salir de nuestra zona de confort y comprometernos a cultivar relaciones con personas de diferentes estratos, culturas, razas y acentos. Esto es una ofrenda que agrada al Señor y refleja los valores por los cuales Cristo murió. Debemos incomodarnos para que los valores del reino de Dios sean manifestados a través de nuestra vida congregacional. Esta es nuestra verdadera adoración, no las palabras que salen de nuestra boca sino nuestra vivencia y comportamiento. La congregación debe reflejar los valores de Dios y no del hombre o de la cultura. El Padre, en el nombre de Jesús, llama a la Iglesia a ser una que refleje los valores por los cuales Cristo murió y que este sea su distintivo y norma. Debemos humillarnos y someternos a la incomodidad para que la gloria de Dios sea manifestada en nosotros. Rechazamos todo lo que no se alinee con esta verdad y abrazamos el amor incondicional a toda criatura que lleve la estampa de la deidad en ellos. Dios nos bendiga y nos lleve a nuestros hogares renovados en esta noche. Amén.Capítulo 2 de Santiago, versículo 1 al 9. Dice: Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor, Jesucristo, sea, y aquí está la clave de este segmento, sea sin acepción de personas. Vamos a ser pentecostales, dígale a su hermano al lado suyo “No hagas acepción de personas”. Dígaselo a alguien allí.
No hacer acepción. ¿Qué quiere decir hacer acepción de personas? Vamos a verlo porque el libro desarrolla eso. La palabra aquí hacer acepción de personas, una forma muy elegante de decir ‘discriminar’. Que no haya discriminación. Que no haya discriminación racial, económica, étnica, nacional, entre los hijos de Dios. No haya, no puede haber, es una contradicción que el Señor aborrece. Cuando el pueblo de Dios hace discriminación o descriminación unos entre otros, o con personas que son todos creados a la imagen y semejanza de Dios. Porque si en vuestra congregación entra un hombre, por decirle, con anillo de oro y con ropa espléndida, un traje de tres piezas, y también entra un pobre con vestido andrajoso.