Me libró de mi poderoso enemigo, De los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.
(2 Samuel 22:18)
Se enfrentaron a mí el día de mi infortunio, Pero el SEÑOR fue mi sostén.
(2 Samuel 22:19)
También me sacó a un lugar espacioso; Me rescató, porque se complació en mí.
(2 Samuel 22:20)
El SEÑOR me ha premiado conforme a mi justicia; Conforme a la pureza de mis manos me ha recompensado.
Porque he guardado los caminos del SEÑOR, Y no me he apartado impíamente de mi Dios.
(2 Samuel 22:22)
Pues todas Sus ordenanzas estaban delante de mí, Y en cuanto a Sus estatutos, no me aparté de ellos.
(2 Samuel 22:23)
También fui íntegro (intachable) para con El, Y me guardé de mi iniquidad.
(2 Samuel 22:24)
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Sin embargo el justo se mantendrá en su camino, Y el de manos limpias se fortalecerá más y más.
(Job 17:9)
El SEÑOR me ha premiado conforme a mi justicia; Conforme a la pureza de mis manos me ha recompensado.
(Psalm 18:20)
Además, Tu siervo es amonestado por ellos; En guardarlos hay gran recompensa.
(Psalm 19:11)
El SEÑOR juzga a los pueblos. Júzgame oh SEÑOR, conforme a mi justicia y a la integridad que hay en mí.
(Psalm 7:8)
Oh SEÑOR, Dios mío, si yo he hecho esto, Si hay en mis manos injusticia,
(Psalm 7:3)
escucha Tú desde los cielos y obra y juzga a Tus siervos, condenando al impío haciendo recaer su conducta sobre su cabeza, y justificando al justo dándole conforme a su justicia.
(1 Kings 8:32)
Por tanto el SEÑOR me ha recompensado conforme a mi justicia, Conforme a mi pureza delante de Sus ojos.
(2 Samuel 22:25)
Por tanto, mis amados hermanos, estén firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que su trabajo en el Señor no es en vano.
(1 Corinthians 15:58)
El de manos limpias y corazón puro, El que no ha alzado su alma a la falsedad Ni jurado con engaño.
(Psalm 24:4)
Acérquense a Dios, y El se acercará a ustedes. Limpien sus manos, pecadores; y ustedes de doble ánimo (que dudan), purifiquen sus corazones.
(James 4:8)
El SEÑOR pagará a cada uno según su justicia y su fidelidad; pues el SEÑOR lo entregó hoy en mi mano, pero yo no quise extender mi mano contra el ungido del SEÑOR.
(1 Samuel 26:23)