Nueva Biblia Latinoamericana
Ningún extraño comerá cosa sagrada; ni huésped del sacerdote, ni jornalero comerán cosa sagrada. (Leviticus 22:10)
Pero si un sacerdote compra con su dinero un esclavo como propiedad suya, éste sí puede comer de ella, y también los nacidos en su casa podrán comer de su alimento. (Leviticus 22:11)
Y si la hija del sacerdote se casa con un extraño, ella no comerá de la ofrenda de las cosas sagradas. (Leviticus 22:12)
Pero si la hija del sacerdote queda viuda o se divorcia, y no tiene hijo y regresa a la casa de su padre como en su juventud, podrá comer del alimento de su padre; pero ningún extraño comerá de él.
Y si un hombre come inadvertidamente cosa sagrada, entonces añadirá a ella una quinta parte y restituirá la cosa sagrada al sacerdote. (Leviticus 22:14)
Los sacerdotes no profanarán las cosas sagradas que los Israelitas ofrecen al SEÑOR, (Leviticus 22:15)
causándoles así sufrir castigo por la culpa al comer sus cosas sagradas; porque Yo soy el SEÑOR que los santifico.'" (Leviticus 22:16)

Other publications related to "Leviticus 22:13":

Dr. Roberto Miranda
I will not offer a sacrifice that costs me nothing
The article reflects on the importance of sacrifice and integrity in spiritual matters, using the story of David to highlight the consequences of sin and the need to unite matter with spirit. The speaker also emphasizes the significance of the holy land and building where their church is located, calling on their congregation to offer significant sacrifices and offerings to fulfill Gods purpose for their church.


Dr. Roberto Miranda
The key to holiness is obedience
The importance of obedience and holiness in light of Achans story and the consequences of sin. The sermon emphasizes the need for confession, aligning with Gods principles, and the systemic impact of sin.


Leviticus 22:13 - Cross Reference

Sin embargo, el pecho de la ofrenda mecida y la pierna de la ofrenda pueden comerlos en un lugar limpio, tú, y tus hijos y tus hijas contigo; porque han sido dadas como la porción tuya y la de tus hijos de los sacrificios de las ofrendas de paz de los Israelitas. (Leviticus 10:14)
Entonces Judá dijo a su nuera Tamar: "Quédate viuda en casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Sela"; pues pensaba: "Temo que él muera también como sus hermanos." Así que Tamar se fue y se quedó en casa de su padre. (Genesis 38:11)
Esto también será para ti: la ofrenda de sus dádivas, todas las ofrendas mecidas de los Israelitas; las he dado a ti, a tus hijos y a tus hijas contigo, como porción perpetua. Todo el que esté limpio en tu casa podrá comerla. (Numbers 18:11)