Nueva Biblia Latinoamericana
Cuando llegaron y reunieron a la iglesia, informaron de todas las cosas que Dios había hecho con ellos, y cómo había abierto a los Gentiles la puerta de la fe. (Acts 14:27)
Y se quedaron mucho tiempo con los discípulos. (Acts 14:28)
Algunos que llegaron de Judea enseñaban a los hermanos: "Si no se circuncidan conforme al rito de Moisés, no pueden ser salvos." (Acts 15:1)
Como Pablo y Bernabé tuvieran gran disensión y debate con ellos, los hermanos determinaron que Pablo y Bernabé, y algunos otros de ellos subieran a Jerusalén a los apóstoles y a los ancianos para tratar esta cuestión.
Así que, siendo enviados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, relatando detalladamente la conversión de los Gentiles, y causaban gran gozo a todos los hermanos. (Acts 15:3)
Cuando llegaron a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia, los apóstoles y los ancianos, e informaron de todo lo que Dios había hecho con ellos. (Acts 15:4)
Pero algunos de la secta de los Fariseos que habían creído, se levantaron diciendo: "Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la Ley de Moisés." (Acts 15:5)

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Acts 15:2 - Cross Reference

Si haces esto y Dios te lo manda, tú podrás resistir y todo este pueblo por su parte irá en paz a su lugar." (Exodus 18:23)
Y el Espíritu Santo me dijo que fuera con ellos sin dudar (sin hacer ninguna distinción). Estos seis hermanos fueron también conmigo y entramos en la casa de aquel hombre. (Acts 11:12)
Y así lo hicieron, mandándola a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo. (Acts 11:30)
Entonces los apóstoles y los ancianos se reunieron para considerar este asunto. (Acts 15:6)
Me maravillo de que tan pronto ustedes hayan abandonado (desertado) a Aquél que los llamó por la gracia de Cristo (el Mesías), para seguir un evangelio diferente, (Galatians 1:6)
Porque aunque soy libre de todos, de todos me he hecho esclavo para ganar al mayor número posible. (1 Corinthians 9:19)
Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, (1 Corinthians 1:1)
Pues yo no me considero inferior en nada a los más eminentes apóstoles. (2 Corinthians 11:5)
Cuando llegaron a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia, los apóstoles y los ancianos, e informaron de todo lo que Dios había hecho con ellos. (Acts 15:4)
Por tanto, hemos enviado a Judas y a Silas, quienes también les informarán las mismas cosas verbalmente. (Acts 15:27)
Al día siguiente Pablo fue con nosotros a ver a Jacobo (Santiago, hermano de Jesús), y todos los ancianos estaban presentes. (Acts 21:18)
Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, escoger de entre ellos algunos hombres para enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas, llamado Barsabás, y a Silas, hombres prominentes entre los hermanos, (Acts 15:22)
Amados, por el gran empeño que tenía en escribirles acerca de nuestra común salvación, he sentido la necesidad de escribirles exhortándolos a luchar ardientemente por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos. (Jude 1:3)
Por lo cual, aunque tengo mucha libertad (confianza) en Cristo para mandarte hacer lo que conviene, (Philemon 1:8)
Y el SEÑOR dijo a Samuel: "Escucha la voz del pueblo en cuanto a todo lo que te digan, pues no te han desechado a ti, sino que Me han desechado a Mí para que Yo no sea rey sobre ellos. (1 Samuel 8:7)
nos pareció bien, habiendo llegado a un común acuerdo, escoger algunos hombres para enviarlos a ustedes con nuestros amados Bernabé y Pablo. (Acts 15:25)
Entonces Pedro los invitó a entrar y los hospedó. Al día siguiente se levantó y fue con ellos, y algunos de los hermanos de Jope lo acompañaron. (Acts 10:23)
Entonces, después de catorce años, subí otra vez a Jerusalén con Bernabé, llevando también a Tito. (Galatians 2:1)
Según pasaban por las ciudades, entregaban los acuerdos tomados por los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que los observaran. (Acts 16:4)
a los cuales ni por un momento cedimos, para no someternos, a fin de que la verdad del evangelio permanezca con ustedes. (Galatians 2:5)