Nueva Biblia Latinoamericana
Yo no Lo conocía, pero el que me envió a bautizar en agua me dijo: 'Aquél sobre quien veas al Espíritu descender y posarse sobre El, Este es el que bautiza en el Espíritu Santo.' (John 1:33)
Y yo Lo he visto y he dado testimonio de que Este es el Hijo de Dios." (John 1:34)
Al día siguiente Juan estaba otra vez allí con dos de sus discípulos, (John 1:35)
y vio a Jesús que pasaba, y dijo: "Ahí está el Cordero de Dios."
Y los dos discípulos le oyeron hablar, y siguieron a Jesús. (John 1:37)
Jesús se volvió, y viendo que Lo seguían, les dijo: "¿Qué buscan?" Y ellos Le dijeron: "Rabí (que traducido quiere decir Maestro), ¿dónde Te hospedas?" (John 1:38)
Vengan y verán," les dijo Jesús. Entonces fueron y vieron dónde se hospedaba; y se quedaron con El aquel día, porque eran como las cuatro de la tarde (la hora décima). (John 1:39)

Other publications related to "John 1:36":

Dr. Roberto Miranda
The baptism of the Holy Spirit
The importance of seeking a fresh anointing of the Holy Spirit in our Christian lives and not settling for routine. Receiving the Holy Spirit has an external manifestation and connects with the energy of our nervous system and spirit.


Omar Soto
Interview March 7, 2012: My first encounter with Jesus
Greg Bishop shares his personal experience of encountering Jesus and accepting Him as Lord and Savior, emphasizing the role of the Holy Spirit and the transformative power of accepting Christ. He encourages the church to give their lives fully to Jesus and take a step of faith.


John 1:36 - Cross Reference

Al día siguiente Juan vio a Jesús que venía hacia él, y dijo: "Ahí está el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. (John 1:29)
Vuélvanse a Mí y sean salvos, todos los términos de la tierra; Porque Yo soy Dios, y no hay ningún otro. (Isaiah 45:22)
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de El soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios. (Hebrews 12:2)
sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha: la sangre de Cristo. (1 Peter 1:19)
Me dejé buscar por los que no preguntaban por Mí; Me dejé hallar por los que no Me buscaban. Dije: 'Aquí estoy, aquí estoy,' A una nación que no invocaba Mi nombre. (Isaiah 65:1)