Yendo un poco más adelante, Jesús vio a Jacobo (Santiago), el hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, los cuales estaban también en la barca, remendando las redes.
(Mark 1:19)Al instante los llamó; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron con Jesús.
(Mark 1:20)Entraron en Capernaúm; y enseguida, en el día de reposo, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar.
(Mark 1:21)Y se admiraban de Su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
En ese momento estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar:
(Mark 1:23)¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quien Tú eres: el Santo de Dios."
(Mark 1:24)Jesús lo reprendió, diciendo: "¡Cállate, y sal de él!"
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Y llegando a Su pueblo, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que se maravillaban y decían: "¿Dónde obtuvo Este tal sabiduría y estos poderes milagrosos?
(Matthew 13:54)Todos se admiraban de Su enseñanza porque Su mensaje (palabra) era con autoridad.
(Luke 4:32)porque Yo les daré a ustedes palabras y sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.
(Luke 21:15)Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba.
(Acts 6:10)Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir (juzgar) los pensamientos y las intenciones del corazón.
(Hebrews 4:12)Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de Su enseñanza;
(Matthew 7:28)Los guardias respondieron: "¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre habla!"
(John 7:46)(Porque los Fariseos y todos los Judíos no comen a menos de que se laven las manos cuidadosamente, observando así la tradición de los ancianos.
(Mark 7:3)¡Ay de ustedes, guías ciegos! Porque dicen: 'No es nada si alguien jura por el templo; pero el que jura por el oro del templo, contrae obligación.'
(Matthew 23:16)Y todos los que lo escuchaban estaban asombrados y decían: "¿No es éste el que en Jerusalén destruía a los que invocaban este nombre, y el que había venido aquí con este propósito: para llevarlos atados ante los principales sacerdotes?"
(Acts 9:21)¿No es Mi palabra como fuego," declara el SEÑOR, "y como martillo que despedaza la roca?"
(Jeremiah 23:29)Más bien hemos renunciado a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino que, mediante la manifestación de la verdad, nos recomendamos a la conciencia de todo hombre en la presencia de Dios.
(2 Corinthians 4:2)