Nueva Biblia Latinoamericana
¡Ay del que obtiene ganancias ilícitas para su casa, Para poner en alto su nido, Para librarse de la mano de la calamidad! (Habakkuk 2:9)
Has tramado cosa vergonzosa para tu casa, Destruyendo a muchos pueblos, Pecando contra ti mismo. (Habakkuk 2:10)
Ciertamente la piedra clamará desde el muro, Y la viga le contestará desde el armazón. (Habakkuk 2:11)
¡Ay del que edifica una ciudad con sangre Y funda un pueblo con violencia!
¿No viene del SEÑOR de los ejércitos Que los pueblos trabajen para el fuego Y las naciones se fatiguen en vano? (Habakkuk 2:13)
Pues la tierra se llenará Del conocimiento de la gloria del SEÑOR Como las aguas cubren el mar. (Habakkuk 2:14)
¡Ay del que da de beber a su prójimo! ¡Ay de ti que mezclas tu veneno hasta embriagarlo, Para contemplar su desnudez! (Habakkuk 2:15)

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Habakkuk 2:12 - Cross Reference

Ay del que edifica su casa sin justicia Y sus aposentos altos sin derecho, Que a su prójimo hace trabajar de balde Y no le da su salario. (Jeremiah 22:13)
Por tanto, oh rey, que mi consejo le sea grato: ponga fin a sus pecados haciendo justicia, y a sus iniquidades mostrando misericordia a los pobres. Quizás sea prolongada su prosperidad.' (Daniel 4:27)
¡Ay de la ciudad sanguinaria, Toda llena de mentira y de pillaje, Que nunca cesa en su rapiña! (Nahum 3:1)
Entonces Josué les hizo un juramento en aquel tiempo y dijo: "Maldito sea delante del SEÑOR el hombre que se levante y reedifique esta ciudad de Jericó. Con la pérdida de su primogénito echará su cimiento, y con la pérdida de su hijo menor colocará sus puertas." (Joshua 6:26)
Por tanto, así dice el Señor DIOS: "¡Ay de la ciudad sanguinaria! Yo también haré grande el montón de leña. (Ezekiel 24:9)
Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los testigos de Jesús. Al verla, me asombré grandemente. (Revelation 17:6)
Que edifican a Sion con sangre Y a Jerusalén con iniquidad. (Micah 3:10)
Ahora pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. (Genesis 4:11)
En tiempos de Acab, Hiel de Betel (Casa de Dios) reedificó Jericó. A costa de la vida de Abiram su primogénito puso sus cimientos, y a costa de la vida de su hijo menor Segub levantó sus puertas, conforme a la palabra que el SEÑOR había hablado por medio de Josué, hijo de Nun. (1 Kings 16:34)
Entonces los principales sacerdotes y los Fariseos convocaron un concilio, y decían: "¿Qué hacemos? Porque este hombre hace muchas señales (muchos milagros). (John 11:47)