Me he hundido en cieno profundo, y no hay donde apoyar el pie; He llegado a lo profundo de las aguas, y la corriente me cubre.
(Psalm 69:2)
Cansado estoy de llorar; reseca está mi garganta; Mis ojos desfallecen mientras espero a mi Dios.
(Psalm 69:3)
Más que los cabellos de mi cabeza son los que sin causa me aborrecen; Poderosos son los que quieren destruirme, Sin razón son mis enemigos, Me hacen devolver aquello que no robé.
(Psalm 69:4)
Oh Dios, Tú conoces mi insensatez, Y mis transgresiones no Te son ocultas.
¡No se avergüencen de mí los que en Ti esperan, oh Señor, DIOS de los ejércitos! ¡No sean humillados por mí los que Te buscan, oh Dios de Israel!
(Psalm 69:6)
Pues por amor de Ti he sufrido insultos; La ignominia ha cubierto mi rostro.
(Psalm 69:7)
Me he convertido en extraño para mis hermanos, Y en extranjero para los hijos de mi madre.
(Psalm 69:8)
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¿Quién puede discernir sus propios errores? Absuélveme de los que me son ocultos.
(Psalm 19:12)
Señor, todo mi anhelo está delante de Ti, Y mi suspiro no Te es oculto.
(Psalm 38:9)
Mis llagas huelen mal y supuran A causa de mi necedad.
(Psalm 38:5)
Si nos hubiéramos olvidado del nombre de nuestro Dios, O extendido nuestras manos a un dios extraño,
(Psalm 44:20)
Tú has probado mi corazón, Me has visitado de noche; Me has puesto a prueba y nada hallaste. He resuelto que mi boca no peque.
(Psalm 17:3)
Porque Mis ojos están puestos sobre todos sus caminos, que no se Me ocultan, ni su iniquidad está encubierta a Mis ojos.
(Jeremiah 16:17)