¡Cuán generoso soy!

Charles Spurgeon
Charles Spurgeon

RESUMEN: La caridad debe ser dada en secreto, sin buscar recompensas o reconocimiento. Dios verá y recompensará al dador secreto de limosnas en su tiempo y manera. Es un lujo exquisito y una bendición ser un dador secreto.

Ninguna promesa es hecha a aquellos que dan a los pobres para ser vistos de los hombres. Reciben su recompensa de inmediato, y no pueden esperar un pago doble.

Ocultemos nuestra caridad; sí, ocultémosla incluso de nosotros mismos. Den con tanta frecuencia y den en abundancia, como un asunto de rutina, al punto que ya no sea más notorio haber ayudado al pobre, que haber comido sus comidas regulares. Den sus limosnas sin susurrarse siquiera: "¡cuán generoso soy!" No traten de recompensarse a ustedes mismos. Dejen ese asunto a Dios, que nunca deja de ver, de registrar, y de recompensar. Bienaventurado es el hombre que está ocupado en secreto con su generosidad: encuentra un gozo especial en sus desconocidas benevolencias. Este es el pan que, comido sigilosamente, es más delicioso que los banquetes de los reyes.

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