y anduvo por el desierto un día de camino, y vino y se sentó bajo un arbusto (enebro); pidió morirse y dijo: "Basta ya, SEÑOR, toma mi vida porque yo no soy mejor que mis padres."
(1 Reyes 19:4)Y acostándose bajo el arbusto, se durmió; pero un ángel lo tocó y le dijo: "Levántate, come."
(1 Reyes 19:5)Entonces vio que en su cabecera había una torta cocida sobre piedras calientes y una vasija de agua. Comió y bebió, y volvió a acostarse.
(1 Reyes 19:6)El ángel del SEÑOR volvió por segunda vez, lo tocó y le dijo: "Levántate, come, porque es muy largo el camino para ti."
Se levantó, pues, y comió y bebió, y con la fuerza de aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.
(1 Reyes 19:8)Allí entró en una cueva y pasó en ella la noche; y vino a él la palabra del SEÑOR, y El le dijo: "¿Qué haces aquí, Elías?"
(1 Reyes 19:9)Y él respondió: "He tenido mucho celo por el SEÑOR, Dios de los ejércitos; porque los Israelitas han abandonado Tu pacto, han derribado Tus altares y han matado a espada a Tus profetas. He quedado yo solo y buscan mi vida para quitármela."
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1 Reyes 19:7 - Referencia Cruzada
De hierro y de bronce serán tus cerrojos, Y tan largo como tus días será tu reposo.
(Deuteronomio 33:25)Como un padre se compadece de sus hijos, Así se compadece el SEÑOR de los que Le temen.
(Salmos 103:13)