Nueva Biblia Latinoamericana
Yo voy por el camino de todos en la tierra. Sé, pues, fuerte y sé hombre. (1 Reyes 2:2)
Guarda los mandatos del SEÑOR tu Dios, andando en Sus caminos, guardando Sus estatutos, Sus mandamientos, Sus ordenanzas y Sus testimonios, conforme a lo que está escrito en la ley de Moisés, para que prosperes en todo lo que hagas y dondequiera que vayas, (1 Reyes 2:3)
para que el SEÑOR cumpla la promesa que me hizo: 'Si tus hijos guardan su camino, andando delante de Mí con fidelidad, con todo su corazón y con toda su alma, no te faltará hombre sobre el trono de Israel.' (1 Reyes 2:4)
También sabes lo que me hizo Joab, hijo de Sarvia, lo que hizo a los dos jefes de los ejércitos de Israel, a Abner, hijo de Ner, y a Amasa, hijo de Jeter, a los cuales mató; también derramó sangre de guerra en tiempo de paz. Y puso sangre de guerra en el cinturón que lo ceñía y en las sandalias que tenía en sus pies.
Haz, pues, conforme a tu sabiduría, y no permitas que sus canas desciendan al Seol (región de los muertos) en paz. (1 Reyes 2:6)
Pero muestra bondad a los hijos de Barzilai el Galaadita, y que estén entre los que comen a tu mesa; porque ellos me ayudaron cuando huía de tu hermano Absalón. (1 Reyes 2:7)
Mira, contigo está Simei, hijo de Gera, el Benjamita de Bahurim; él fue el que me maldijo con una terrible maldición el día que yo iba a Mahanaim. Pero cuando descendió a mi encuentro en el Jordán, le juré por el SEÑOR, diciendo: "No te mataré a espada." (1 Reyes 2:8)

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1 Reyes 2:5 - Referencia Cruzada

Respondió el hombre a Joab: "Aunque yo recibiera 1,000 monedas de plata en la mano, no extendería la mano contra el hijo del rey. Porque ante nuestros oídos el rey te ordenó a ti, a Abisai y a Itai: 'Protéjanme al joven Absalón.' (2 Samuel 18:12)
¿Se han avergonzado de la abominación que han cometido? Ciertamente no se han avergonzado, Ni aún han sabido ruborizarse; Por tanto caerán entre los que caigan; En la hora que Yo los castigue serán derribados," dice el SEÑOR. (Jeremías 6:15)
El SEÑOR hará volver su sangre sobre su propia cabeza, porque él atacó a dos hombres más justos y mejores que él y los mató a espada sin que mi padre David lo supiera: a Abner, hijo de Ner, jefe del ejército de Israel, y a Amasa, hijo de Jeter, jefe del ejército de Judá. (1 Reyes 2:32)
También en tus faldas se halla Sangre de la vida de pobres inocentes; No los encontraste forzando la entrada. Pero a pesar de todo esto, (Jeremías 2:34)
Cuando Abner regresó a Hebrón, Joab lo llevó aparte en medio de la puerta para hablarle en privado, y allí, por causa de la sangre de Asael su hermano, lo hirió en el vientre y murió. (2 Samuel 3:27)
Pero Amasa no se protegió de la espada que estaba en la mano de Joab y éste lo hirió en el vientre con ella y derramó sus entrañas por tierra, sin herirlo de nuevo, y murió. Entonces Joab y Abisai su hermano siguieron tras Seba, hijo de Bicri. (2 Samuel 20:10)
Porque su sangre está en medio de ella, La puso sobre la roca desnuda; No la derramó sobre la tierra Para que el polvo la cubriera. (Ezequiel 24:7)
Y el rey David mandó a Joab, a Abisai y a Itai y dijo: "Por amor a mí traten bien al joven Absalón." Y todo el pueblo oyó cuando el rey dio orden a todos los capitanes acerca de Absalón. (2 Samuel 18:5)
Entonces Joab entró en la casa del rey, y dijo: "Hoy usted ha cubierto de vergüenza el rostro de todos sus siervos que han salvado hoy su vida, la vida de sus hijos e hijas, la vida de sus mujeres y la vida de sus concubinas, (2 Samuel 19:5)
Absalón nombró a Amasa jefe del ejército en lugar de Joab. Amasa era hijo de un hombre que se llamaba Itra, el Israelita, el cual se había llegado a Abigail, hija de Nahas, hermana de Sarvia, madre de Joab. (2 Samuel 17:25)
Hoy soy débil, aunque ungido rey; y estos hombres, hijos de Sarvia, son más duros que yo. Que el SEÑOR pague al malhechor conforme a su maldad." (2 Samuel 3:39)
Sin embargo, ahora Adonías es rey; y usted, mi señor el rey, hasta ahora no lo sabe. (1 Reyes 1:18)
Estaban allí los tres hijos de Sarvia: Joab, Abisai y Asael. Y Asael era tan ligero de pies como una gacela del campo. (2 Samuel 2:18)
Y había consultado con Joab, hijo de Sarvia, y con el sacerdote Abiatar, que respaldaban a Adonías. (1 Reyes 1:7)
Respondió Joab: "No malgastaré mi tiempo aquí contigo." Y tomando tres dardos en la mano, los clavó en el corazón de Absalón mientras todavía estaba vivo en medio de la encina. (2 Samuel 18:14)