Nueva Biblia Latinoamericana
Mira, ahora sé que ciertamente serás rey, y que el reino de Israel será establecido en tu mano. (1 Samuel 24:20)
Ahora pues, júrame por el SEÑOR que no cortarás mi descendencia después de mí, y que no borrarás mi nombre de la casa de mi padre." (1 Samuel 24:21)
Y David se lo juró a Saúl. Y Saúl se fue a su casa, pero David y sus hombres subieron al refugio. (1 Samuel 24:22)
Murió Samuel, y se reunió todo Israel; lo lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ramá. Después David se levantó y descendió al desierto de Parán.
Había un hombre en Maón que tenía sus bienes en Carmel; el hombre era muy rico y tenía 3,000 ovejas y 1,000 cabras; y estaba en Carmel trasquilando sus ovejas. (1 Samuel 25:2)
El hombre se llamaba Nabal, y su mujer se llamaba Abigail. Y la mujer era inteligente y de hermosa apariencia, pero el hombre era áspero y malo en sus tratos, y era Calebita. (1 Samuel 25:3)
Y David oyó en el desierto que Nabal estaba trasquilando sus ovejas. (1 Samuel 25:4)

Otras publicaciones relacionadas con "1 Samuel 25:1":

Faustino de Jesús Zamora Vargas
Esta vez alabaré al Señor
Este artículo habla sobre la vida de Jacob y su transformación por el poder de Dios, su descendencia extraordinaria y la importancia de la alabanza como puerta a la redención. El propósito del pueblo de Dios es publicar sus alabanzas, glorificarle y exaltarle en toda su majestad y señorío.


Dr. Roberto Miranda
No voy a ofrecer un sacrificio que no me cueste nada
En este artículo, el pastor Roberto Miranda habla sobre la importancia del sacrificio y la inversión en el plano material para que se dé un proceso espiritual grandioso en la Congregación León de Judá en Boston. También se habla del valor mágico y misterioso del lugar donde se ofreció el sacrificio en 2 Samuel 24:18-25 y cómo Dios quiere usar este lugar para Su Gloria.


1 Samuel 25:1 - Referencia Cruzada

Samuel había muerto, y todo Israel lo había llorado, y lo habían sepultado en Ramá su ciudad. Y Saúl había echado de la tierra a los adivinos y espiritistas. (1 Samuel 28:3)
Entonces subió Benaía, hijo de Joiada, lo atacó y lo mató; y fue sepultado en su casa en el desierto. (1 Reyes 2:34)
Los Israelitas lloraron a Moisés por treinta días en la llanura de Moab; así se cumplieron los días de llanto y duelo por Moisés. (Deuteronomio 34:8)
y a los Horeos en el monte de Seir hasta El Parán, que está junto al desierto. (Génesis 14:6)
Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, al mandato del SEÑOR; todos aquellos hombres eran jefes de los Israelitas. (Números 13:3)
Manasés durmió con sus padres, y lo sepultaron en su casa; y su hijo Amón reinó en su lugar. (2 Crónicas 33:20)
Cuando toda la congregación vio que Aarón había muerto, toda la casa de Israel lloró a Aarón por treinta días. (Números 20:29)
¡Ay de mí, porque soy peregrino en Mesec, Y habito entre las tiendas de Cedar! (Salmos 120:5)
y los Israelitas salieron, según su orden de marcha, del desierto de Sinaí. Y la nube se detuvo en el desierto de Parán. (Números 10:12)
Cuando los habitantes de la tierra, los Cananeos, vieron el duelo de la era de Atad, dijeron: "Este es un duelo doloroso de los Egipcios." Por eso llamaron al lugar Abel Mizraim, el cual está al otro lado del Jordán. (Génesis 50:11)
Todos los reyes de las naciones, Todos ellos yacen con gloria, Cada uno en su sepulcro. (Isaías 14:18)
Después volvía a Ramá, pues allí estaba su casa, y allí juzgaba a Israel; y edificó allí un altar al SEÑOR. (1 Samuel 7:17)
y fueron y se presentaron a Moisés, a Aarón, y a toda la congregación de los Israelitas en el desierto de Parán, en Cades; y les dieron un informe a ellos y a toda la congregación, y les enseñaron el fruto de la tierra. (Números 13:26)
Algunos hombres piadosos sepultaron a Esteban y lloraron a gran voz por él. (Hechos 8:2)
Y habitó en el desierto de Parán, y su madre tomó para él una mujer de la tierra de Egipto. (Génesis 21:21)
Después el pueblo salió de Hazerot y acampó en el desierto de Parán. (Números 12:16)