Cuando el hombre se levantó para irse con su concubina y su criado, su suegro, el padre de la joven, le dijo: "Mira, ya ha declinado el día; te ruego que pases la noche, pues el día llega a su fin. Pasa la noche aquí para que se alegre tu corazón. Y mañana se levantarán temprano para su viaje y te irás a tu casa."
(Jueces 19:9)
Pero el hombre no quiso pasar la noche, así que se levantó y partió, y fue hasta un lugar frente a Jebús, es decir, Jerusalén (Ciudad de Paz). Y estaban con él un par de asnos aparejados; también con él estaba su concubina.
(Jueces 19:10)
Cuando estaban cerca de Jebús, el día casi había declinado. Y el criado dijo a su señor: "Te ruego que vengas, nos desviemos, y entremos en esta ciudad de los Jebuseos y pasemos la noche en ella."
(Jueces 19:11)
Pero su señor le dijo: "No nos desviaremos para entrar en la ciudad de extranjeros que no son de los Israelitas, sino que iremos hasta Guibeá."
Y dijo a su criado: "Ven, acerquémonos a uno de estos lugares; y pasaremos la noche en Guibeá o en Ramá."
(Jueces 19:13)
Así que pasaron de largo y siguieron su camino, y el sol se puso sobre ellos cerca de Guibeá que pertenece a Benjamín.
(Jueces 19:14)
Y se desviaron allí para entrar y alojarse en Guibeá. Cuando entraron, se sentaron en la plaza de la ciudad porque nadie los llevó a su casa para pasar la noche.
(Jueces 19:15)
