Cuando Jefté llegó a su casa en Mizpa, su hija salió a recibirlo con panderos y con danzas. Ella era su única hija. Fuera de ella no tenía hijo ni hija.
(Jueces 11:34)Al verla, él rasgó sus ropas y dijo: "¡Ay, hija mía! Me has abatido y estás entre los que me afligen. Porque he dado mi palabra al SEÑOR, y no me puedo retractar."
(Jueces 11:35)Entonces ella le dijo: "Padre mío, has dado tu palabra al SEÑOR. Haz conmigo conforme a lo que has dicho, ya que el SEÑOR te ha vengado de tus enemigos, los Amonitas."
(Jueces 11:36)Y ella dijo a su padre: "Que se haga esto por mí; déjame sola por dos meses, para que vaya yo a los montes y llore por mi virginidad, yo y mis compañeras."
Y él dijo: "Ve," y la dejó ir por dos meses; y ella se fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes.
(Jueces 11:38)Al cabo de los dos meses ella regresó a su padre, que cumplió con ella conforme al voto que había hecho; y ella no tuvo relaciones con ningún hombre. Y se hizo costumbre en Israel,
(Jueces 11:39)que de año en año las hijas de Israel fueran cuatro días en el año a conmemorar a la hija de Jefté el Galaadita.
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Jueces 11:37 - Referencia Cruzada
Así ha obrado el Señor conmigo en los días en que se dignó mirarme para quitar mi afrenta entre los hombres."
(Lucas 1:25)Su rival, Penina, la provocaba amargamente para irritarla, porque el SEÑOR no le había dado hijos.
(1 Samuel 1:6)