Josué hizo paz con ellos y celebró pacto con ellos para conservarles la vida. También los jefes de la congregación se lo juraron.
(Josué 9:15)Pero sucedió que después de tres días de haber hecho pacto con ellos, los Israelitas se enteraron de que eran vecinos y que habitaban en su tierra.
(Josué 9:16)Entonces salieron los Israelitas, y al tercer día llegaron a sus ciudades. Sus ciudades eran Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat Jearim.
(Josué 9:17)Los Israelitas no los mataron porque los jefes de la congregación les habían hecho un juramento por el SEÑOR, Dios de Israel. Y toda la congregación murmuraba contra los jefes.
Pero todos los jefes dijeron a la congregación: "Nosotros les hemos jurado por el SEÑOR, Dios de Israel, y ahora no podemos tocarlos.
(Josué 9:19)Esto es lo que haremos con ellos: los dejaremos vivir, para que no venga sobre nosotros la ira por el juramento que les hemos hecho."
(Josué 9:20)Y los jefes les dijeron: "Déjenlos vivir." Y ellos fueron leñadores y aguadores para toda la congregación, tal como los jefes les habían dicho.
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Josué 9:18 - Referencia Cruzada
No permitas que tu boca te haga pecar, y no digas delante del mensajero de Dios que fue un error. ¿Por qué ha de enojarse Dios a causa de tu voz y destruir la obra de tus manos?
(Eclesiastés 5:6)Pero el rey perdonó a Mefiboset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, a causa del pacto del SEÑOR que había entre ellos, entre David y Jonatán, hijo de Saúl.
(2 Samuel 21:7)En cuyos ojos el perverso es despreciado, pero honra a los que temen al SEÑOR; El que aun jurando en perjuicio propio, no cambia;
(Salmos 15:4)No te des prisa en hablar, Ni se apresure tu corazón a proferir palabra delante de Dios. Porque Dios está en el cielo y tú en la tierra; Por tanto sean pocas tus palabras.
(Eclesiastés 5:2)A todos les sucede lo mismo: Hay una misma suerte para el justo y para el impío; Para el bueno, para el limpio y para el inmundo; Para el que ofrece sacrificio y para el que no sacrifica. Como el bueno, así es el pecador; Como el que jura, así es el que teme jurar.
(Eclesiastés 9:2)