Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces Abraham extendió su mano y tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo. (Génesis 22:10)
Pero el ángel del SEÑOR lo llamó desde el cielo y dijo: "¡Abraham, Abraham!" Y él respondió: "Aquí estoy." (Génesis 22:11)
Y el ángel dijo: "No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada. Porque ahora sé que temes (reverencias) a Dios, ya que no Me has rehusado tu hijo, tu único." (Génesis 22:12)
Entonces Abraham alzó los ojos y miró, y vio un carnero detrás de él trabado por los cuernos en un matorral. Abraham fue, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
Y Abraham llamó aquel lugar con el nombre de El SEÑOR Proveerá, como se dice hasta hoy: "En el monte del SEÑOR se proveerá." (Génesis 22:14)
El ángel del SEÑOR llamó a Abraham por segunda vez desde el cielo, (Génesis 22:15)
y le dijo: "Por Mí mismo he jurado," declara el SEÑOR, "que por cuanto has hecho esto y no me has rehusado tu hijo, tu único, (Génesis 22:16)

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Génesis 22:13 - Referencia Cruzada

Sacrificio y ofrenda de cereal no has deseado; Me has abierto los oídos; Holocausto y ofrenda por el pecado no has pedido. (Salmos 40:6)
Limpien la levadura vieja para que sean masa nueva, así como lo son en realidad sin levadura. Porque aun Cristo, nuestra Pascua, ha sido sacrificado. (1 Corintios 5:7)
No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres. Fiel es Dios, que no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que puedan resistirla. (1 Corintios 10:13)
Y Abraham respondió: "Dios proveerá para sí el cordero para el holocausto, hijo mío." Y los dos iban juntos. (Génesis 22:8)
sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha: la sangre de Cristo. (1 Pedro 1:19)
Una vez hablaste en visión a Tus santos, Y dijiste: "He ayudado a un poderoso; He exaltado a uno escogido de entre el pueblo. (Salmos 89:19)
Tus oídos oirán detrás de ti estas palabras: "Este es el camino, anden en él," ya sea que vayan a la derecha o a la izquierda. (Isaías 30:21)
De hecho, dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte, a fin de que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos, (2 Corintios 1:9)