Nueva Biblia Latinoamericana
No harás nada a la joven; no hay en la joven pecado digno de muerte, porque como cuando un hombre se levanta contra su vecino y lo mata, así es este caso. (Deuteronomio 22:26)
Cuando él la encontró en el campo, la joven comprometida dio voces, pero no había nadie que la salvara. (Deuteronomio 22:27)
Si un hombre encuentra a una joven virgen que no está comprometida, y se apodera de ella y se acuesta con ella, y son descubiertos, (Deuteronomio 22:28)
entonces el hombre que se acostó con ella dará cincuenta siclos de plata al padre de la joven, y ella será su mujer porque la ha violado. No podrá despedirla en todos sus días.
Ninguno tomará a la mujer de su padre para que no descubra lo que es de su padre." (Deuteronomio 22:30)
Ninguno que haya sido castrado o que tenga cortado su miembro viril entrará en la asamblea del SEÑOR. (Deuteronomio 23:1)
Ningún bastardo entrará en la asamblea del SEÑOR, ninguno de sus descendientes, aun hasta la décima generación, entrará en la asamblea del SEÑOR. (Deuteronomio 23:2)

Otras publicaciones relacionadas con "Deuteronomio 22:29":

Dr. Roberto Miranda
Una oportunidad desperdiciada
Este sermón habla sobre cómo reaccionamos ante las ofensas y conflictos en nuestras vidas, y la importancia de vivir conforme a los principios del Reino de Dios. Se utiliza la historia de Dina en Génesis para ilustrar cómo los hijos de Dios deben poner por encima los valores del Reino de Dios, como la paz, la misericordia y el perdón.


Dr. Roberto Miranda
Verdaderamente ofendidos! ¿cuál debe ser la respuesta?
En este sermón, el pastor Roberto Miranda reflexiona sobre la historia de Dina y Siquem en Génesis 34 para ilustrar la complejidad de la ofensa y la necesidad de buscar la resolución pacífica, y cómo podemos reconciliar nuestras necesidades de justicia con la necesidad de que la ley prevalezca.


Deuteronomio 22:29 - Referencia Cruzada

entonces ustedes llevarán a los dos a la puerta de esa ciudad y los apedrearán hasta que mueran; la joven, porque no dio voces en la ciudad, y el hombre, porque ha violado a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti. (Deuteronomio 22:24)
Pero si no te agrada, la dejarás ir adonde quiera. No la venderás por dinero, ni la maltratarás, porque la has humillado. (Deuteronomio 21:14)
le pondrán una multa de 100 siclos (1.14 kilos) de plata, que darán al padre de la joven, porque denunció públicamente a una virgen de Israel. Y ella seguirá siendo su mujer; no podrá despedirla en todos sus días. (Deuteronomio 22:19)