Entonces el SEÑOR Dios hizo caer un sueño profundo sobre el hombre, y éste se durmió. Y Dios tomó una de sus costillas, y cerró la carne en ese lugar.
(Génesis 2:21)De la costilla que el SEÑOR Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre.
(Génesis 2:22)Y el hombre dijo: "Esta es ahora hueso de mis huesos, Y carne de mi carne. Ella será llamada mujer, Porque del hombre fue tomada."
(Génesis 2:23)Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.
Ambos estaban desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban.
(Génesis 2:25)La serpiente era más astuta que cualquiera de los animales del campo que el SEÑOR Dios había hecho. Y dijo a la mujer: "¿Conque Dios les ha dicho: 'No comerán de ningún árbol del huerto'?"
(Génesis 3:1)La mujer respondió a la serpiente: "Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
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Génesis 2:24 - Referencia Cruzada
No obstante, por razón de las inmoralidades, que cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.
(1 Corintios 7:2)¿O no saben que el que se une a una ramera es un cuerpo con ella? Porque El dice: "LOS DOS VENDRAN A SER UNA SOLA CARNE."
(1 Corintios 6:16)A los casados instruyo, no yo, sino el Señor: que la mujer no debe dejar al (separarse del) marido.
(1 Corintios 7:10)Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.
(Efesios 5:28)Pero desde el principio de la creación, Dios LOS HIZO VARON Y HEMBRA.
(Marcus 10:6)Y ustedes dicen: '¿Por qué?' Porque el SEÑOR ha sido testigo entre tú y la mujer de tu juventud, contra la cual has obrado deslealmente, aunque ella es tu compañera y la mujer de tu pacto.
(Malaquías 2:14)Escucha, hija, presta atención e inclina tu oído; Olvídate de tu pueblo y de la casa de tu padre.
(Salmos 45:10)Y se acercaron a El algunos Fariseos para ponerlo a prueba, diciendo: "¿Le está permitido a un hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?"
(Mateo 19:3)Asimismo ustedes, mujeres, estén sujetas a sus maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres
(1 Pedro 3:1)