Nueva Biblia Latinoamericana
excepto Caleb, hijo de Jefone; él la verá, y a él y a sus hijos daré la tierra que ha pisado, pues él ha seguido fielmente al SEÑOR.' (Deuteronomio 1:36)
El SEÑOR se enojó también contra mí por causa de ustedes y dijo: 'Tampoco tú entrarás allá. (Deuteronomio 1:37)
Josué, hijo de Nun, que está delante de ti, él entrará allá; anímale, porque él hará que Israel la posea. (Deuteronomio 1:38)
Además, en cuanto a los pequeños, que ustedes dijeron que vendrían a ser presa, y sus hijos, que hoy no tienen conocimiento del bien ni del mal, entrarán allá, y a ellos les daré la tierra y ellos la poseerán.
Pero ustedes, vuélvanse y vayan hacia el desierto por el camino del Mar Rojo.' (Deuteronomio 1:40)
Entonces ustedes respondieron: 'Hemos pecado contra el SEÑOR; nosotros subiremos y pelearemos tal como el SEÑOR nuestro Dios nos ha mandado.' Y cada uno de ustedes se puso sus armas de guerra, y pensaron que era fácil subir a la región montañosa. (Deuteronomio 1:41)
Pero el SEÑOR me dijo: 'Diles: "No suban, ni peleen, pues Yo no estoy entre ustedes; para que no sean derrotados por sus enemigos."' (Deuteronomio 1:42)

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Deuteronomio 1:39 - Referencia Cruzada

¿Por qué nos trae el SEÑOR a esta tierra para caer a espada? Nuestras mujeres y nuestros hijos van a caer cautivos. ¿No sería mejor que nos volviéramos a Egipto?" (Números 14:3)
Comerá cuajada y miel hasta que sepa lo suficiente para desechar lo malo y escoger lo bueno. (Isaías 7:15)
¿y no he de apiadarme Yo de Nínive, la gran ciudad, en la que hay más de 120,000 personas que no saben distinguir entre su derecha y su izquierda, y también muchos animales?" (Jonás 4:11)
Porque cuando aún los mellizos no habían nacido, y no habían hecho nada, ni bueno ni malo, para que el propósito de Dios conforme a Su elección permaneciera, no por las obras, sino por Aquél que llama, (Romanos 9:11)
Sin embargo, sus pequeños, de quienes dijeron que serían presa del enemigo, a ellos los introduciré, y conocerán la tierra que ustedes han despreciado. (Números 14:31)
Entre ellos también todos nosotros en otro tiempo vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente (de los pensamientos), y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. (Efesios 2:3)