Nueva Biblia Latinoamericana
entonces Yo mismo pondré Mi rostro contra ese hombre y contra su familia; y lo exterminaré de entre su pueblo, a él y a todos los que con él se prostituyan, prostituyéndose en pos de Moloc. (Levítico 20:5)
En cuanto a la persona que vaya a los adivinos o a los espiritistas, para prostituirse en pos de ellos, también pondré Mi rostro contra esa persona y la exterminaré de entre su pueblo. (Levítico 20:6)
Santifíquense, pues, y sean santos, porque Yo soy el SEÑOR su Dios. (Levítico 20:7)
Guarden Mis estatutos y cúmplanlos. Yo soy el SEÑOR que los santifico.
Todo aquél que maldiga a su padre o a su madre, ciertamente se le dará muerte; ha maldecido a su padre o a su madre, su culpa de sangre sea sobre él. (Levítico 20:9)
Si un hombre comete adulterio con la mujer de otro hombre, (que cometa adulterio con la mujer de su prójimo), el adúltero y la adúltera ciertamente han de morir. (Levítico 20:10)
Si alguien se acuesta con la mujer de su padre, ha descubierto la desnudez de su padre; ciertamente han de morir los dos; su culpa de sangre sea sobre ellos. (Levítico 20:11)

Otras publicaciones relacionadas con "Levítico 20:8":

Dr. Roberto Miranda
Nuestra fe debe afectar todos los aspectos de nuestra vida
Consejos sobre cómo la fe debe afectar todos los aspectos de nuestra vida, desde nuestras creencias hasta nuestras decisiones públicas y políticas. Al renunciar al pecado y vivir según los principios espirituales, podemos recibir la bendición de Dios.


Dr. Roberto Miranda
Dios los entregó a la inmundicia
El apóstol Pablo habla sobre la ira de Dios y el comportamiento homosexual en Romanos 1. Este artículo aborda la condena a la inmundicia y la condenación de aquellos que persisten en un comportamiento homosexual sin reconocer su pecado.


Levítico 20:8 - Referencia Cruzada

Y las naciones sabrán que Yo, el SEÑOR, santifico a Israel, cuando Mi santuario esté en medio de ellos para siempre."'" (Ezequiel 37:28)
Así pues, observarán todos mis estatutos y todas mis ordenanzas, y los cumplirán. Yo soy el SEÑOR.'" (Levítico 19:37)
Pero por obra Suya están ustedes en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, santificación y redención, (1 Corintios 1:30)
Pero nosotros siempre tenemos que dar gracias a Dios por ustedes, hermanos amados por el Señor, porque Dios los ha escogido desde el principio para salvación mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad. (2 Tesalonicenses 2:13)
Si saben esto, serán felices si lo practican." (Juan 13:17)
Cualquiera, pues, que anule uno solo de estos mandamientos, aun de los más pequeños, y así lo enseñe a otros, será llamado muy pequeño en el reino de los cielos; pero cualquiera que los guarde y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. (Mateo 5:19)
También les di Mis días de reposo por señal entre ellos y Yo, para que supieran que Yo soy el SEÑOR, el que los santifica. (Ezequiel 20:12)
Habrán de cumplir Mis leyes y guardarán Mis estatutos para vivir según ellos. Yo soy el SEÑOR su Dios. (Levítico 18:4)
Lo consagrarás, pues, porque él ofrece el alimento de tu Dios; será santo para ti; porque Yo, el SEÑOR que los santifico, soy santo. (Levítico 21:8)
Por tanto, cualquiera que oye estas palabras Mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; (Mateo 7:24)
Porque cualquiera que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos, ése es Mi hermano y Mi hermana y Mi madre." (Mateo 12:50)
Habla, pues, tú a los Israelitas y diles: 'De cierto guardarán Mis días de reposo, porque esto es una señal entre Yo y ustedes por todas sus generaciones, a fin de que sepan que Yo soy el SEÑOR que los santifico. (Éxodo 31:13)
Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. (Santiago 1:22)
Bienaventurados los que lavan sus vestiduras para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas a la ciudad. (Apocalipsis 22:14)
Y que el mismo Dios de paz los santifique por completo; y que todo su ser, espíritu, alma y cuerpo, sea preservado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. (1 Tesalonicenses 5:23)