Nueva Biblia Latinoamericana
Pues cuando El recibió honor y gloria de Dios Padre, la Majestuosa Gloria Le hizo esta declaración: "Este es Mi Hijo amado en quien Me he complacido." (2 Pedro 1:17)
Nosotros mismos escuchamos esta declaración, hecha desde el cielo cuando estábamos con El en el monte santo. (2 Pedro 1:18)
Y así tenemos la palabra profética más segura, a la cual ustedes hacen bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en el lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en sus corazones. (2 Pedro 1:19)
Pero ante todo sepan esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal,
pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios. (2 Pedro 1:21)
Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre ustedes, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró (los rescató), trayendo sobre sí una destrucción repentina. (2 Pedro 2:1)
Muchos seguirán su sensualidad, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. (2 Pedro 2:2)

Otras publicaciones relacionadas con "2 Pedro 1:20":

Faustino de Jesús Zamora Vargas
Mi Dios es profecía
Artículo sobre la profecía del nacimiento del Salvador y la importancia de que Emmanuel reine en el corazón durante la Navidad.


Dr. Roberto Miranda
Apriétanos las tuercas
El predicador habla sobre la importancia de creer en la palabra profética de Dios y seguir su llamado, incluso en momentos de incertidumbre y miedo. El autor también cree que Dios está levantando apóstoles y profetas en este tiempo para guiar a la iglesia y que la iglesia debe discernir y seguir la palabra de Dios a través de ellos.


2 Pedro 1:20 - Referencia Cruzada

Ante todo, sepan esto: que en los últimos días vendrán burladores con su sarcasmo, siguiendo sus propias pasiones, (2 Pedro 3:3)
Sabemos esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo , para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; (Romanos 6:6)
Reconozcamos esto: que la ley no ha sido instituida para el justo, sino para los transgresores y rebeldes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los que matan a sus padres o a sus madres, para los asesinos, (1 Timoteo 1:9)
Pero teniendo diferentes dones, según la gracia que nos ha sido dada, usémoslos: si el de profecía, úsese en proporción a la fe; (Romanos 12:6)
Y hagan todo esto, conociendo el tiempo, que ya es hora de despertarse del sueño. Porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando creímos. (Romanos 13:11)