Nueva Biblia Latinoamericana
Después el SEÑOR habló a Moisés: (Levítico 7:22)
Diles a los Israelitas: 'No comerán ninguna grasa de buey, ni de cordero, ni de cabra. (Levítico 7:23)
La grasa de un animal muerto y la grasa de un animal despedazado por las fieras podrá servir para cualquier uso, pero ciertamente no deben comerlo. (Levítico 7:24)
Porque cualquiera que coma la grasa del animal del cual se ofrece una ofrenda encendida al SEÑOR, la persona que coma será exterminada de entre su pueblo.
Y ustedes no comerán sangre, ni de ave ni de animal, en ningún lugar en que habiten. (Levítico 7:26)
Toda persona que coma cualquier clase de sangre, esa persona será exterminada de entre su pueblo.'" (Levítico 7:27)
Entonces el SEÑOR habló a Moisés: (Levítico 7:28)

Otras publicaciones relacionadas con "Levítico 7:25":

Dr. Roberto Miranda
Cuando el maná cesa
En este artículo el Dr. Roberto Miranda reflexiona sobre la provisión temporal de Dios para los israelitas en el desierto y cómo esto es un paradigma para la vida cristiana en la que Dios nos enseña a depender de Él cada día y a caminar por fe en su provisión diaria. También habla sobre la importancia de entrar en la madurez en Él, conquistar cosas para Dios y ser restaurados a la gloria deseada como iglesia. El orador insta a la congregación a hacer un compromiso serio con Dios y a clamar por su ayuda para vivir como un pueblo verdadero.


Faustino de Jesús Zamora Vargas
Los becerros de oro y el Cordero de Dios
En este artículo, Faustino de Jesús Zamora Vargas nos invita a evaluar nuestra dirección en la vida y redireccionar nuestros pasos hacia Dios. Debemos buscar y desmenuzar nuestros becerros de oro y darle la gloria a Dios. Jesús es el camino y la dirección, pero debemos tener cuidado con los becerros dorados que pueden alejarnos de Dios.


Levítico 7:25 - Referencia Cruzada