Nueva Biblia Latinoamericana
Felipe, descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo (el Mesías). (Hechos 8:5)
Y las multitudes unánimes prestaban atención a lo que Felipe decía, al oír y ver las señales (los milagros) que hacía. (Hechos 8:6)
Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, éstos salían de ellos gritando a gran voz; y muchos que habían sido paralíticos y cojos eran sanados. (Hechos 8:7)
Y había gran regocijo en aquella ciudad.
Hacía tiempo que cierto hombre llamado Simón, estaba ejerciendo la magia en la ciudad y asombrando a la gente de Samaria, pretendiendo ser un gran personaje ; (Hechos 8:9)
y todos, desde el menor hasta el mayor, le prestaban atención, y decían: "Este es el que se llama el Gran Poder de Dios." (Hechos 8:10)
Le prestaban atención porque por mucho tiempo los había asombrado con sus artes mágicas. (Hechos 8:11)

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Hechos 8:8 - Referencia Cruzada

Al salir ellos del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y no lo vio más el eunuco, que continuó su camino gozoso. (Hechos 8:39)
El desierto y el lugar desolado se alegrarán, Y se regocijará el Arabá y florecerá; Como el azafrán (Isaías 35:1)
y para que los Gentiles glorifiquen a Dios por Su misericordia, como está escrito: "POR TANTO, TE CONFESARE ENTRE LOS GENTILES, Y A TU NOMBRE CANTARE." (Romanos 15:9)
El SEÑOR ha dado a conocer Su victoria (salvación); A la vista de las naciones ha revelado Su justicia. (Salmos 98:2)
Y los discípulos estaban continuamente llenos de gozo y del Espíritu Santo. (Hechos 13:52)
Pero el ángel les dijo: "No teman, porque les traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; (Lucas 2:10)
Canten al SEÑOR un cántico nuevo, Canten Su alabanza desde los confines de la tierra, Los que descienden al mar y cuanto hay en él, Las islas y sus moradores. (Isaías 42:10)
Digan entre las naciones: "El SEÑOR reina; Ciertamente el mundo está bien afirmado, será inconmovible; El juzgará a los pueblos con equidad." (Salmos 96:10)
Oyendo esto los Gentiles, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor; y creyeron cuantos estaban ordenados a vida eterna. (Hechos 13:48)