Esta fue la segunda señal (el segundo milagro) que Jesús hizo cuando fue de Judea a Galilea.
(Juan 4:54)Después de esto, se celebraba una fiesta de los Judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
(Juan 5:1)Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, un estanque que en Hebreo se llama Betesda que tiene cinco pórticos.
(Juan 5:2)En éstos estaba en el suelo una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos que esperaban el movimiento del agua;
porque un ángel del Señor descendía de vez en cuando al estanque y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera.
(Juan 5:4)Estaba allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.
(Juan 5:5)Cuando Jesús lo vio acostado allí y supo que ya llevaba mucho tiempo en aquella condición, le dijo: "¿Quieres ser sano?"
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Juan 5:3 - Referencia Cruzada
Y vinieron a El grandes multitudes trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos y los pusieron a Sus pies y El los sanó;
(Mateo 15:30)Entonces El les respondió: "Vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los CIEGOS RECIBEN LA VISTA, los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos son resucitados y a los POBRES SE LES ANUNCIA EL EVANGELIO.
(Lucas 7:22)¡Ay del pastor inútil Que abandona el rebaño! ¡Caiga la espada sobre su brazo Y sobre su ojo derecho! Su brazo se secará por completo, Y su ojo derecho totalmente se oscurecerá."
(Zacarías 11:17)Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia (perseverancia) lo aguardamos.
(Romanos 8:25)Cuando el rey oyó la palabra que el hombre de Dios había clamado contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar y dijo: "¡Préndanlo!" Pero la mano que extendió contra él se le quedó rígida, de modo que no podía volverla hacia sí.
(1 Reyes 13:4)Por tanto, hermanos, sean pacientes hasta la venida del Señor. Miren cómo el labrador espera el fruto precioso de la tierra, siendo paciente en ello hasta que recibe la lluvia temprana y la tardía.
(Santiago 5:7)Otra vez entró Jesús en una sinagoga; y había allí un hombre que tenía una mano seca (paralizada).
(Marcus 3:1)Bienaventurado el hombre que me escucha, Velando a mis puertas día a día, Aguardando en los postes de mi entrada.
(Proverbios 8:34)