Entonces Jesús comenzó a hablarles en parábolas: "Un hombre PLANTO UNA VIÑA Y LA CERCO CON UN MURO, CAVO UN ESTANQUE DEBAJO DEL LAGAR Y EDIFICO UNA TORRE; la arrendó a labradores y se fue de viaje.
(Marcus 12:1)
Al tiempo de la vendimia envió un siervo a los labradores para recibir de los labradores su parte de los frutos de la viña.
(Marcus 12:2)
Pero ellos, echándole mano, lo golpearon y lo enviaron con las manos vacías.
(Marcus 12:3)
De nuevo les mandó otro siervo, y a él lo hirieron en la cabeza y lo trataron vergonzosamente.
Envió a otro y a éste lo mataron; y así con muchos otros, golpeando a unos y matando a otros.
(Marcus 12:5)
Todavía le quedaba uno, un hijo amado; y les envió a este último, diciendo: 'Respetarán a mi hijo.'
(Marcus 12:6)
Pero aquellos labradores se dijeron entre sí: 'Este es el heredero; ¡vengan, matémoslo, y la heredad será nuestra!'
(Marcus 12:7)
