Nueva Biblia Latinoamericana
Y fue por toda Galilea, predicando (proclamando) en sus sinagogas y expulsando demonios. (Marcus 1:39)
Un leproso vino rogando a Jesús, y arrodillándose, Le dijo: "Si quieres, puedes limpiarme." (Marcus 1:40)
Movido a compasión, extendiendo Jesús la mano, lo tocó y le dijo: "Quiero; sé limpio." (Marcus 1:41)
Al instante la lepra lo dejó y quedó limpio.
Entonces Jesús lo despidió enseguida amonestándole severamente: (Marcus 1:43)
Mira," le dijo, "no digas nada a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu limpieza lo que Moisés ordenó, para testimonio a ellos." (Marcus 1:44)
Pero él, en cuanto salió comenzó a proclamarlo abiertamente y a divulgar el hecho, a tal punto que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que se quedaba fuera en lugares despoblados; y venían a El de todas partes. (Marcus 1:45)

Otras publicaciones relacionadas con "Marcus 1:42":

Dr. Roberto Miranda
Los requisitos del milagro
En este artículo, el autor reflexiona sobre el primer milagro formal registrado en la Biblia después de la ascensión de Cristo, donde Pedro y Juan sanan a un paralítico en el templo en el nombre de Jesús. Se enfatiza la importancia de cultivar la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, poner la fe en Jesucristo y no en los hombres o iglesias, y la necesidad de una iglesia activa y evangelística para atraer a otros a Cristo. El autor también reflexiona sobre el concepto de la restauración de todas las cosas y cómo esto puede ser una señal de que aún queda mucho trabajo por hacer en la tierra antes de que Cristo regrese.


Dr. Roberto Miranda
Sermón clásico 6046: El mejor médico de todos
El autor habla sobre la importancia de buscar a Dios con pasión y entender que Él es soberano y sabe todas las cosas, enfocándose en la historia de la mujer con flujo de sangre. El pastor Roberto Miranda habla sobre la importancia de tener una relación íntima con Jesucristo y de confiar en Él para sanarnos en sus mensajes.


Marcus 1:42 - Referencia Cruzada

Porque El habló, y fue hecho; El mandó, y todo se confirmó. (Salmos 33:9)
Puedes irte, tu hijo vive," le dijo Jesús. Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo, y se fue. (Juan 4:50)
Entonces Jesús le dijo: "Oh mujer, grande es tu fe; que te suceda como deseas." Y su hija quedó sana desde aquel momento. (Mateo 15:28)
Ustedes ya están limpios por la palabra que les he hablado. (Juan 15:3)
Al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción. (Marcus 5:29)
El se le acercó, y tomándola de la mano la levantó, y la fiebre la dejó; y ella les servía. (Marcus 1:31)