Nueva Biblia Latinoamericana
Escucha ahora, Josué, sumo sacerdote, tú y tus compañeros que se sientan ante ti, que son hombres de presagio, pues Yo voy a traer a Mi siervo, el Renuevo. (Zacarías 3:8)
Porque la piedra que he puesto delante de Josué, sobre esta única piedra hay siete ojos. Yo grabaré una inscripción en ella,' declara el SEÑOR de los ejércitos, 'y quitaré la iniquidad de esta tierra en un solo día. (Zacarías 3:9)
Aquel día,' declara el SEÑOR de los ejércitos, 'convidarán cada uno a su prójimo bajo su parra y bajo su higuera.'" (Zacarías 3:10)
Entonces el ángel que hablaba conmigo volvió, y me despertó como a un hombre que es despertado de su sueño.
Y me preguntó: "¿Qué ves?" Y respondí: "Veo un candelabro todo de oro con su depósito en la parte superior, y sus siete lámparas encima de él con siete tubos para cada una de las lámparas que tiene encima; (Zacarías 4:2)
y junto a él hay dos olivos, uno a la derecha del depósito y el otro a la izquierda." (Zacarías 4:3)
Continué, y dije al ángel que hablaba conmigo: "¿Qué es esto señor mío?" (Zacarías 4:4)

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Zacarías 4:1 - Referencia Cruzada

Y el SEÑOR respondió al ángel que hablaba conmigo palabras buenas, palabras consoladoras. (Zacarías 1:13)
Entonces el ángel del SEÑOR amonestó a Josué, diciendo: (Zacarías 3:6)
Y acostándose bajo el arbusto, se durmió; pero un ángel lo tocó y le dijo: "Levántate, come." (1 Reyes 19:5)
Y dije al ángel que hablaba conmigo: "¿Qué son éstos?" "Estos son los cuernos que dispersaron a Judá, a Israel y a Jerusalén," me respondió. (Zacarías 1:19)
Pedro y sus compañeros habían sido vencidos por el sueño, pero cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con El. (Lucas 9:32)
En esto me desperté y miré, y mi sueño me resultó agradable. (Jeremías 31:26)
Entonces dije: "¿Quiénes son éstos, señor mío?" Y el ángel que hablaba conmigo me dijo: "Te mostraré quienes son éstos." (Zacarías 1:9)
Cuando el ángel que hablaba conmigo se iba, otro ángel le salió al encuentro, (Zacarías 2:3)
Mientras él hablaba conmigo, caí en un sueño profundo con mi rostro en tierra. El me tocó y me hizo incorporar donde yo estaba. (Daniel 8:18)
Cuando se levantó de orar, fue a los discípulos y los halló dormidos a causa de la tristeza, (Lucas 22:45)
Me quedé solo viendo esta gran visión. No me quedaron fuerzas, y mi rostro se demudó, desfigurándose, sin retener yo fuerza alguna. (Daniel 10:8)