A cualquiera que se eche con un animal, ciertamente se le dará muerte.
(Éxodo 22:19)
El que ofrezca sacrificio a otro dios, que no sea el SEÑOR, será destruido por completo.
(Éxodo 22:20)
Al extranjero no maltratarás ni oprimirás, porque ustedes fueron extranjeros en la tierra de Egipto.
(Éxodo 22:21)
A la viuda y al huérfano no afligirán.
Si los afliges y ellos claman a Mí, ciertamente Yo escucharé su clamor,
(Éxodo 22:23)
y se encenderá Mi ira y a ustedes los mataré a espada, y sus mujeres quedarán viudas y sus hijos huérfanos.
(Éxodo 22:24)
Si prestas dinero a Mi pueblo, a los pobres entre ustedes, no serás usurero con él; no le cobrarás interés.
(Éxodo 22:25)
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Éxodo 22:22 - Referencia Cruzada
Tus gobernantes son rebeldes Y compañeros de ladrones; Cada uno ama el soborno Y corre tras las dádivas. No defienden al huérfano, Ni llega a ellos la causa de la viuda.
(Isaías 1:23)
No pervertirás la justicia debida al extranjero ni al huérfano, ni tomarás en prenda la ropa de la viuda,
(Deuteronomio 24:17)
En ti despreciaron al padre y a la madre, en medio de ti trataron con violencia al extranjero, y en ti oprimieron al huérfano y a la viuda.
(Ezequiel 22:7)
Matan a la viuda y al extranjero, Y asesinan a los huérfanos.
(Salmos 94:6)
El hace justicia al huérfano y a la viuda, y muestra Su amor al extranjero dándole pan y vestido.
(Deuteronomio 10:18)
No opriman a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre, ni tramen el mal en sus corazones unos contra otros.'
(Zacarías 7:10)
Maldito el que pervierta el derecho del extranjero, del huérfano y de la viuda.' Y todo el pueblo dirá: 'Amén.'
(Deuteronomio 27:19)
Aprendan a hacer el bien, Busquen la justicia, Reprendan al opresor, Defiendan al huérfano, Aboguen por la viuda.
(Isaías 1:17)
Para privar de justicia a los necesitados, Para robar de sus derechos a los pobres de Mi pueblo, Para hacer de las viudas su botín, Y despojar a los huérfanos!
(Isaías 10:2)
La religión pura y sin mancha delante de nuestro Dios y Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus aflicciones, y guardarse sin mancha del mundo.
(Santiago 1:27)