y el SEÑOR le dijo: "Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalén, y pon una señal en la frente de los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se cometen en medio de ella."
(Ezequiel 9:4)Pero oí que a los otros les dijo: "Pasen por la ciudad en pos de él y hieran; no tenga piedad su ojo, no perdonen.
(Ezequiel 9:5)Maten a viejos, jóvenes, doncellas, niños y mujeres hasta el exterminio, pero no toquen a ninguno sobre quien esté la señal. Comenzarán por Mi santuario." Comenzaron, pues, con los ancianos que estaban delante del templo.
(Ezequiel 9:6)Entonces les dijo: "Profanen el templo y llenen de muertos los atrios. ¡Salgan!" Y salieron, y fueron hiriendo por la ciudad.
Mientras herían, quedé yo solo y caí sobre mi rostro; clamé y dije: "¡Ah, Señor DIOS! ¿Destruirás a todo el remanente de Israel derramando Tu furor sobre Jerusalén?"
(Ezequiel 9:8)Entonces el SEÑOR me respondió: "La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es grande en extremo, la tierra está llena de sangre y la ciudad está llena de perversión; porque dicen: 'El SEÑOR ha abandonado la tierra, el SEÑOR nada ve.'
(Ezequiel 9:9)Pero en cuanto a Mí, tampoco Mi ojo tendrá piedad, ni Yo perdonaré, sino que haré recaer su conducta sobre sus cabezas."
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Ezequiel 9:7 - Referencia Cruzada
Cambiaron la belleza de Sus ornamentos en orgullo, y de ellos hicieron las imágenes de sus abominaciones y de sus cosas detestables; por tanto, haré que esto sea cosa abominable para ellos.
(Ezequiel 7:20)Ha entesado Su arco como enemigo, Ha afirmado Su diestra como adversario Y ha matado todo lo que era agradable a la vista; En la tienda de la hija de Sion Ha derramado Su furor como fuego.
(Lamentaciones 2:4)Salmo de Asaf. Oh Dios, las naciones han invadido Tu heredad; Han profanado Tu santo templo; Han dejado a Jerusalén en ruinas.
(Salmos 79:1)Entonces Dios hizo subir contra ellos al rey de los Caldeos, que mató a espada a sus jóvenes en la casa de su santuario, y no tuvo compasión del joven ni de la virgen, del viejo ni del débil; a todos ellos los entregó en su mano.
(2 Crónicas 36:17)En esa misma ocasión había allí algunos que contaron a Jesús acerca de los Galileos cuya sangre Pilato había mezclado con la de sus sacrificios.
(Lucas 13:1)