Palabra que el SEÑOR habló al profeta Jeremías acerca de la venida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, para herir la tierra de Egipto:
(Jeremías 46:13)Anuncien en Egipto y háganlo oír en Migdol, Háganlo oír también en Menfis y en Tafnes; Digan: 'Ponte en pie y prepárate, Porque la espada ha devorado a los que te rodean.'
(Jeremías 46:14)¿Por qué han quedado postrados tus valientes? No se mantienen en pie porque el SEÑOR los ha derribado.
(Jeremías 46:15)Han tropezado muchas veces; En verdad, han caído uno sobre otro. Entonces dijeron: 'Levántate y volvamos A nuestro pueblo y a nuestra tierra natal, Ante la espada opresora.'
Allí gritaron: 'Faraón, rey de Egipto, es sólo un gran ruido; Ha dejado pasar el tiempo señalado.'
(Jeremías 46:17)Vivo Yo," declara el Rey Cuyo nombre es el SEÑOR de los ejércitos "Que ciertamente como se destaca el Tabor entre los montes, O el Carmelo junto al mar, así será el que ha de venir.
(Jeremías 46:18)Prepara tu equipaje para el destierro, Hija que moras en Egipto, Porque Menfis será convertida en desolación, Incendiada y despoblada.
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Jeremías 46:16 - Referencia Cruzada
Que no pueda huir el ligero, Ni escapar el poderoso. En el norte, junto al Río Eufrates, Han tropezado y caído.
(Jeremías 46:6)Quisimos curar a Babilonia, pero no ha sanado; Déjenla, y vayamos cada cual a su tierra, Porque ha llegado al cielo su juicio, Se ha elevado hasta las nubes.
(Jeremías 51:9)Exterminen de Babilonia al sembrador Y al que maneja la hoz en tiempo de la siega; Ante la espada opresora, Cada uno volverá a su pueblo, Cada uno huirá a su tierra.
(Jeremías 50:16)En cuanto a los que queden de ustedes, infundiré cobardía en sus corazones en la tierra de sus enemigos; y el sonido de una hoja que se mueva los ahuyentará, y aun cuando nadie los persiga, huirán como quien huye de la espada, y caerán.
(Levítico 26:36)También sus mercenarios en medio de ella Son como becerros engordados; Porque también ellos se han vuelto atrás, Y a una han huido, no resistieron; Porque el día de su ruina ha venido sobre ellos, La hora de su castigo.
(Jeremías 46:21)