Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces el rey Sedequías mandó que le trajeran al profeta Jeremías a la entrada tercera que había en la casa del SEÑOR; y el rey le dijo a Jeremías: "Voy a preguntarte una cosa; no me ocultes nada." (Jeremías 38:14)
Y Jeremías dijo a Sedequías: "Si se la hago saber a usted, ¿no es cierto que me matará? Además si le doy un consejo, no me escuchará." (Jeremías 38:15)
Pero el rey Sedequías le juró en secreto a Jeremías: "Vive el SEÑOR, que nos dio esta vida, que ciertamente no te mataré ni te entregaré en manos de esos hombres que buscan tu vida." (Jeremías 38:16)
Entonces Jeremías dijo a Sedequías: "Así dice el SEÑOR, Dios de los ejércitos, el Dios de Israel: 'Si en verdad usted se pasa a los oficiales del rey de Babilonia, entonces vivirá, y esta ciudad no será incendiada, y usted y su casa vivirán.
Pero si usted no se pasa a los oficiales del rey de Babilonia, entonces esta ciudad será entregada en manos de los Caldeos; y ellos la incendiarán y usted no escapará de su mano.'" (Jeremías 38:18)
Entonces el rey Sedequías respondió a Jeremías: "Tengo temor de los Judíos que se han pasado a los Caldeos, no sea que me entreguen en sus manos y me maltraten." (Jeremías 38:19)
Pero Jeremías dijo: "No lo entregarán. Le ruego que escuche la voz del SEÑOR en lo que le digo, y le irá bien y vivirá. (Jeremías 38:20)

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Jeremías 38:17 - Referencia Cruzada

También dirás a este pueblo: 'Así dice el SEÑOR: "Ahora pongo delante de ustedes el camino de la vida y el camino de la muerte. (Jeremías 21:8)
Pero El es único, ¿y quién Lo hará cambiar? Lo que desea Su alma, eso hace. (Job 23:13)
Yo los haré, pues, deportar más allá de Damasco," dice el SEÑOR, cuyo nombre es Dios de los ejércitos. (Amós 5:27)
Joaquín, rey de Judá, se rindió al rey de Babilonia, él y su madre, sus siervos, sus jefes y sus oficiales. El rey de Babilonia lo apresó en el año octavo de su reinado. (2 Reyes 24:12)
No los escuchen; sirvan al rey de Babilonia y vivirán. ¿Por qué ha de convertirse en ruinas esta ciudad? (Jeremías 27:17)
Y a Sedequías, rey de Judá, hablé palabras como éstas: "Pongan su cuello bajo el yugo del rey de Babilonia, y sírvanle a él y a su pueblo, y vivirán. (Jeremías 27:12)
Y sea confirmado y engrandecido Tu nombre para siempre, al decirse: 'El SEÑOR de los ejércitos, el Dios de Israel, es Dios para Israel; y que la casa de Tu siervo David sea establecida delante de Ti.' (1 Crónicas 17:24)
Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora, Te rogamos; Mira y ve desde el cielo, y cuida esta vid, (Salmos 80:14)
Así dice el SEÑOR: 'El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de pestilencia, pero el que se pase a los Caldeos, vivirá y tendrá su vida por botín y seguirá viviendo.' (Jeremías 38:2)
Entonces se reunieron conmigo todos los que temblaban ante las palabras del Dios de Israel por causa de la infidelidad de los desterrados, y estuve sentado atónito hasta la ofrenda de la tarde. (Esdras 9:4)
Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; Haz resplandecer Tu rostro sobre nosotros, y seremos salvos. (Salmos 80:7)
Entonces todos los oficiales del rey de Babilonia entraron y se sentaron en la Puerta Central: Nergal Sarezer, Samgar Nebo, Sarse Quim el Rabsaris, Nergal Sarezer el Rabmag y todos los demás oficiales del rey de Babilonia. (Jeremías 39:3)
y no oprimen al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni derraman sangre inocente en este lugar, ni andan en pos de otros dioses para su propia ruina, (Jeremías 7:6)