Nueva Biblia Latinoamericana
Atiéndeme, oh SEÑOR, Y escucha lo que dicen mis contrarios. (Jeremías 18:19)
¿Acaso se debe pagar el bien con el mal? Pues ellos han cavado una fosa para mí. Recuerda cómo me puse delante de Ti Para hablar bien en favor de ellos, Para apartar de ellos Tu furor. (Jeremías 18:20)
Por tanto, entrega sus hijos al hambre, Y abandónalos al poder de la espada. Que se queden sus mujeres sin hijos y viudas; Sean sus maridos asesinados, Sus jóvenes heridos a espada en la batalla. (Jeremías 18:21)
Que se oigan los gritos desde sus casas, Cuando de repente traigas sobre ellos saqueadores; Porque han cavado fosa para atraparme, Y han escondido trampas a mis pies.
Pero Tú, oh SEÑOR, conoces Todos sus planes de muerte contra mí. No perdones su iniquidad Ni borres de Tu vista su pecado. Que sean derribados delante de Ti; En el tiempo de Tu ira actúa contra ellos. (Jeremías 18:23)
Así dijo el SEÑOR: "Ve y compra una vasija de barro de un alfarero, y toma contigo a algunos de los ancianos del pueblo y de los ancianos de los sacerdotes. (Jeremías 19:1)
Entonces sal al Valle de Ben (Hijo de) Hinom, que está a la entrada de la puerta de los tiestos, y proclama allí las palabras que Yo te diré. (Jeremías 19:2)

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Jeremías 18:22 - Referencia Cruzada

Porque he oído las murmuraciones de muchos: "¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo, vamos a denunciarlo!" Todos mis amigos de confianza, Esperando mi caída, dicen: "Tal vez será persuadido, prevaleceremos contra él Y tomaremos nuestra venganza contra él." (Jeremías 20:10)
Oigan, pues, mujeres, la palabra del SEÑOR, Y reciba el oído de ustedes la palabra de Su boca; Enseñen la lamentación a sus hijas Y la endecha cada una a su vecina. (Jeremías 9:20)
Así dice el SEÑOR: "Suben aguas del norte Y se convierten en torrente desbordante, Que inunda la tierra y su plenitud, La ciudad y los que en ella habitan. Clamarán los hombres, Y gemirá todo habitante de la tierra (Jeremías 47:2)
Hija de mi pueblo, cíñete el cilicio Y revuélcate en ceniza. Haz duelo como por hijo único, Lamento de gran amargura, Porque de pronto el destructor Vendrá sobre nosotros. (Jeremías 6:26)
Para herir en oculto al íntegro; Lo hieren repentinamente, y no temen. (Salmos 64:4)
Oráculo (Profecía) sobre el valle de la visión: "¿Qué te pasa ahora, que has subido en tu totalidad a los terrados? (Isaías 22:1)
¡Alma mía, alma mía! (¡Entrañas mías, entrañas mías!) Estoy angustiado, ¡oh corazón mío! Mi corazón se agita dentro de mí; No callaré, Porque has oído, alma mía, El sonido de la trompeta, El pregón de guerra. (Jeremías 4:19)
Voz de clamor desde Horonaim: 'Devastación y gran destrucción.' (Jeremías 48:3)
Todo el día pervierten mis palabras; Todos sus pensamientos contra mí son para mal. (Salmos 56:5)
¿Acaso se debe pagar el bien con el mal? Pues ellos han cavado una fosa para mí. Recuerda cómo me puse delante de Ti Para hablar bien en favor de ellos, Para apartar de ellos Tu furor. (Jeremías 18:20)
Porque oí un grito como de mujer de parto, Angustia como de primeriza; Era el grito de la hija de Sion que se ahogaba, Y extendía sus manos, diciendo: "¡Ay ahora de mí, porque desfallezco ante los asesinos!" (Jeremías 4:31)
Entonces los Fariseos se fueron y deliberaron entre sí cómo atrapar a Jesús en alguna palabra que El dijera. (Mateo 22:15)
En aquel día," declara el SEÑOR "habrá gritos de auxilio desde la Puerta del Pescado, Y gemidos desde el segundo distrito, Y gran estruendo desde las colinas. (Sofonías 1:10)
Los soberbios han ocultado trampa y cuerdas para mí; Han tendido red al borde del sendero; Me han puesto lazos. (Selah) (Salmos 140:5)
Día de trompeta y grito de guerra Contra las ciudades fortificadas Y contra los torreones de las esquinas. (Sofonías 1:16)
Den gemidos, pastores, y clamen; Revuélquense en ceniza , mayorales del rebaño; Porque se han cumplido los días de su matanza y de su dispersión, Y caerán como vaso escogido. (Jeremías 25:34)
Los que buscan mi vida me tienden lazos; Los que procuran mi mal hablan de mi destrucción, Y traman traición todo el día. (Salmos 38:12)
¡Clama a gran voz, oh hija de Galim! ¡Pon atención, Lais; desdichada de ti Anatot! (Isaías 10:30)