Nueva Biblia Latinoamericana
Entonces ésta será la señal para ti, Ezequías: Este año ustedes comerán lo que crezca espontáneamente; el segundo año lo que nazca de por sí, y en el tercer año siembren, sieguen, planten viñas y coman su fruto. (Isaías 37:30)
El remanente de la casa de Judá que se salve, echará de nuevo raíces por debajo y dará fruto por arriba. (Isaías 37:31)
Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del Monte Sion sobrevivientes. El celo del SEÑOR de los ejércitos hará esto."'" (Isaías 37:32)
Por tanto, así dice el SEÑOR acerca del rey de Asiria: 'El no entrará en esta ciudad ni lanzará allí flecha alguna; tampoco vendrá delante de ella con escudo ni levantará terraplén contra ella.
Por el camino que vino, por él se volverá, y no entrará en esta ciudad,' declara el SEÑOR. (Isaías 37:34)
Porque defenderé esta ciudad para salvarla por amor a Mí mismo y por amor a Mi siervo David.'" (Isaías 37:35)
Y salió el ángel del SEÑOR e hirió a 185,000 en el campamento de los Asirios. Cuando los demás se levantaron por la mañana, vieron que todos eran cadáveres. (Isaías 37:36)

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Isaías 37:33 - Referencia Cruzada

Hoy mismo él se detendrá en Nob. Agitará su mano contra el monte de la hija de Sion, la colina de Jerusalén. (Isaías 10:32)
Al tiempo de la tarde, hay terror. Antes de la mañana ya no existen. Tal será la porción de los que nos despojan, Y la suerte de los que nos saquean. (Isaías 17:14)
Porque sobre ti vendrán días, cuando tus enemigos echarán terraplén delante de ti, te sitiarán y te acosarán por todas partes. (Lucas 19:43)
Por tanto, así dice el SEÑOR acerca del rey de Asiria: "El no entrará en esta ciudad, ni lanzará allí flecha alguna; tampoco vendrá delante de ella con escudo, ni levantará terraplén contra ella. (2 Reyes 19:32)
Por tanto, el Señor va a traer sobre ellos las aguas impetuosas y abundantes del Eufrates, Es decir, al rey de Asiria con toda su gloria, Que se saldrá de todos sus cauces y pasará sobre todas sus riberas. (Isaías 8:7)
Contempla a Sion, ciudad de nuestras fiestas señaladas. Tus ojos verán a Jerusalén, morada de quietud, Tienda que no será plegada, Cuyas estacas no serán arrancadas nunca más, Ni rotas ninguna de sus cuerdas. (Isaías 33:20)
En su mano derecha estaba la adivinación: Jerusalén. ¡A colocar arietes, a llamar a la matanza, a alzar la voz en grito de guerra, a poner arietes contra las puertas, a levantar terraplenes, a edificar muro de asedio! (Ezequiel 21:22)
¡Ay!, bramar de muchos pueblos Que braman como el bramido de los mares; Rugir de naciones Que rugen como el rugido de violentas aguas. (Isaías 17:12)