Nueva Biblia Latinoamericana
El SEÑOR está por mí entre los que me ayudan; Por tanto, miraré triunfante sobre los que me aborrecen. (Salmos 118:7)
Es mejor refugiarse en el SEÑOR Que confiar en el hombre. (Salmos 118:8)
Es mejor refugiarse en el SEÑOR Que confiar en príncipes. (Salmos 118:9)
Todas las naciones me rodearon; En el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí.
Me rodearon, sí, me rodearon; En el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí. (Salmos 118:11)
Me rodearon como abejas; Fueron extinguidas como fuego de espinos; En el nombre del SEÑOR ciertamente las destruí. (Salmos 118:12)
Me empujaste con violencia para que cayera, Pero el SEÑOR me ayudó. (Salmos 118:13)

Otras publicaciones relacionadas con "Salmos 118:10":

Charles Spurgeon
El Señor es capaz de detener a todos los enemigos de Su pueblo
Artículo sobre la capacidad del Señor para detener a los enemigos del pueblo y cómo podemos confiar en Él en tiempos de temor.


Dr. Roberto Miranda
Espera al Señor pacientemente
Aprende a esperar pacientemente en Dios y mantener tu fe y confianza en Él, a pesar de las pruebas y dificultades que enfrentes. Sé fiel a Él y otros verán tu testimonio y confiarán en Dios.


Salmos 118:10 - Referencia Cruzada

Me han rodeado como aguas todo el día; A una me han cercado. (Salmos 88:17)
Y sucederá en aquel día que haré de Jerusalén una piedra pesada para todos los pueblos. Todos los que la levanten serán severamente desgarrados, y contra ella se congregarán todas las naciones de la tierra. (Zacarías 12:3)
Viene el día del SEÑOR en el cual serán repartidos tus despojos en medio de ti. (Zacarías 14:1)
Sucedió después de esto que murió el rey de los Amonitas, y su hijo Hanún reinó en su lugar. (2 Samuel 10:1)
Después de esto, David derrotó a los Filisteos y los sometió, y David tomó el mando de la ciudad principal de mano de los Filisteos. (2 Samuel 8:1)
También has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, Y destruí a los que me odiaban. (Salmos 18:40)
y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro extremos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlas para la batalla. El número de ellas es como la arena del mar. (Apocalipsis 20:8)
Entonces todas las tribus de Israel fueron a David, en Hebrón, y le dijeron: "Aquí estamos, hueso suyo y carne suya somos. (2 Samuel 5:1)
Entonces vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para hacer guerra contra Aquél que iba montado en el caballo blanco y contra Su ejército. (Apocalipsis 19:19)